OPINIÓN
*CLAUDIA LUNA PALENCIA
Mientras la prima de riesgo sube en España hasta los 135 puntos básicos, se registra además una salida de unos 7 mil 600 millones de euros tal y como sucedió en el mes de febrero pasado, la política en la nación ibérica lleva su propio ritmo aletargado y abotargado de un bloqueo que ha sido imposible de quebrantar mediante las negociaciones partidistas.
La disolución de las Cortes ya está consumada, el final del estribillo de la Legislatura más corta de la historia de la democracia española, ayer el Rey Felipe VI la anunció así como la convocatoria a nuevas elecciones de acuerdo con las atribuciones de la Constitución en su artículo 99, punto 5.
Va de nuevo: mismo escenario, mismos candidatos, mismas ideas, la retórica de siempre, iguales reproches con la narrativa que ya todos conocen. Quizá ir a las urnas otra vez no sea lo peor, sino lo que vendrá después del 26 de junio.
Y es que, hasta el momento, la guerra de encuestas es ardiente, eso sí ninguna le concede la mayoría absoluta a nadie, en esta versión reloaded también el candidato ganador deberá pactar…sumar para construir un bloque que le permita investirse.
A Pablo Iglesias, líder y otra vez candidato por Podemos, le preocupa la sumatoria de más escaños igual a mayor fuerza de picaporte, para la tesitura de ese delicado momento de pactos postelectorales.
Lo que está en juego es una disputa por dominar el flanco de la izquierda en España, Iglesias la quiere bajo el control de Podemos, de la nueva generación de los jóvenes treintañeros muchos millennials adjudicados hipotéticamente hablando en la frontera izquierdista; aunque en este caso para más inri sea la más extrema.
Bajo el olfato del día después, Podemos pretende ir con Izquierda Unida juntos en coalición para las nuevas elecciones del mes de junio, una jugada magistral que permitiría a Iglesias además de compensar la pérdida de votos y escaños, desplazar al PSOE.
Según la consultora JM&A una alianza entre Podemos e Izquierda Unida les daría cerca de 92 escaños en el Congreso convirtiéndose así en la segunda fuerza política, después del PP.
Pero añado, hay mucha cábala electoralista, también tendenciosa, cortoplacista y una parte muy al servicio de los medios de comunicación y desde luego de los candidatos que mediante la demoscopia pretenden influir en el estado de ánimo de los electores.
Por ejemplo, la empresa GAD3, advierte que el desencanto le arrebataría entre 20 a 23 escaños a Podemos, es decir, de 69 que obtuvo en las elecciones del 20 de diciembre bajaría a 46 escaños.
Mientras que el Partido Popular (PP) ganaría 4 escaños pasando de 123 a 127; con el PSOE hay dudas de si llegaría a asirse de más escaños y Ciudadanos crecería numéricamente de 40 a 45.
Y aunque habrá una redistribución matemática de votos, también aumentará el abstencionismo y lo que es peor todavía ni la repetición de elecciones ni su aritmética servirán para darle a ninguno (de los mismos contendientes por los mismos partidos) la mayoría absoluta.
A COLACIÓN
El presupuesto para las elecciones del pasado 20 de diciembre fue de 135 millones de euros, un costo de 3.72 euros por elector (74.4 pesos), dentro de un padrón de 36 millones 510 mil 952 españoles.
Para el nuevo convite habrá que desembolsar aproximadamente la misma cantidad es lo que los españoles volverán a gastar por la repesca electoral algo así como un desayuno con un café y una tostada.
Lo más negativo es que en medio de tiempos que corren demasiado lentos, para España el riesgo mayúsculo deriva de traspasar el verano instalada todavía en el interinato. Inclusive dejar septiembre en blanco y llegar a diciembre al rojo vivo.