Balconeando
Francisco Rodríguez
Va de nuez: Fabián Medina sacó a relucir sus dotes de mendaz peleador callejero. Ahora se enfrentó a Rogelio Jiménez Pons, director general de Fonatur, y tras lanzarle epítetos y palabras altisonantes casi se le va encima a golpes. Crece así la muy laaarga lista de personajes políticos que ven en Gonzalo Fabián Medina Hernández, el jefe de la oficina del titular de Relaciones Exteriores, a uno de los más nocivos fruncionarios de la llamada Cuarta Transformación.
Y es que no sólo mantiene secuestrado a su jefe Marcelo Ebrard, decidiendo per se qué llamadas telefónicas le pasa, a quién recibe o no, a qué compromisos debe asistir y cuáles no son de su agrado aunque el canciller diga otra cosa… también le ha provocado innecesarios enfrentamientos con otros miembros del gabinete y, claro, con quiénes él juró vengarse por supuestas o reales afrentas.
El zipizape con Jiménez Pons surgió a raíz de una reunión –a la que no asistió Ebrard– para discutir el problema del sargazo que invade las costas del Caribe. Previo a ello, Medina había recibido instrucciones del titular de la SRE para que dedicara el mayor tiempo posible a preparar un documento relativo al problema que, en ese momento, apenas se acercaba. Quienes conocen el mamotreto señalan que sí, que efectivamente es un buen estudio, toda vez que en su elaboración participaron académicos, especialistas, investigadores de distintas instituciones de educación superior y de varias dependencias gubernamentales. Eso hizo que Medina se creyera el más conocedor del tema en el mundo mundial.
Y cuando Jiménez Pons, a quien le presentaba el resultado de los trabajos, se atrevió a disentir de algunos de los puntos contenidos en el multicitado documento, Medina estalló furioso. Primero insultó al funcionario visitante. Luego le quiso dar de golpes, mismos que Jiménez Pons evadió.
Un auténtico rosario de Amozoc que, dicen, estuvo a punto de repetirse en las instalaciones del Senado de la República cuando ambos, Jiménez Pons y Medina, asistieron a una reunión de trabajo con los legisladores para discutir el tema cada vez más urgente del sargazo.
Afecta las ambiciones políticas de Marcelo
Que Ebrard le haya ordenado que dedicara el mayor tiempo posible a la elaboración del estudio sobre las macroalgas planctónicas que no dejan de llegar a las costas y playas de todo el Caribe –la región al sureste de América del Norte, al este de América Central y al norte de América del Sur– es señal, dicen algunos, de que paulatinamente está restando facultades de control de su oficina a Fabián Medina. Un saque lateral, pues.
A ello ha contribuido, quizá, el que haya llegado a sus oídos que buena parte de la clase política se pregunta ¿qué brebaje dio Medina a Ebrard que lo tiene bajo su embrujo?
También, por supuesto, las broncas en las que su colaborador lo ha metido debido a su enorme falta de tacto –lo que es imperdonable en el área diplomática del gobierno de Andrés Manuel López Obrador– y el carácter irascible, pendenciero, de su más próximo colaborador.
Asimismo, las no pocas denuncias públicas en torno a negocios turbios de Medina en la alcaldía capitalina Álvaro Obregón donde, de acuerdo a audios que corren en las redes sociales está señalado de proteger antros y a tratantes de blancas.
Y, por supuesto, que sea por causa de Medina que Ebrard no llegue a las finales de la carrera presidencial 2024, para lo cual trabaja arduamente –otra vez– el ex jefe de Gobierno de la capital nacional.
¿Congelado ya por Ebrard? Pa’ luego es tarde, ¿no cree usted?
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