Papa urge a jóvenes rechazar “doping del éxito” a cualquier precio
CRACOVIA, 31 de julio, (NOTIMEX / CÍRCULO DIGITAL).- Por Andrés Beltramo Alvarez. El Papa Francisco instó hoy a cientos de miles de jóvenes reunidos a las afueras de Cracovia a decir un “no fuerte” al “doping del éxito a cualquier precio” y a la “droga de pensar sólo en sí mismos, en la propia comodidad”.
En el “Campus Misericordiae”, una inmensa explanada ubicada en la localidad de Wieliczka, Francisco celebró la misa conclusiva de la Jornada Mundial de la Juventud en la cual participaron más de un millón 500 mil personas.
En el último día de su visita apostólica a Polonia, Francisco recorrió en papamóvil la zona abarrotada por una multitud compuesta en su mayor parte por jóvenes que portaban pancartas y banderas de decenas de países distintos.
Desde lo más alto de un palco de grandes dimensiones presidió la ceremonia y durante su sermón llamó a los presentes a no avergonzarse de su fe, ni alejarse de ella por sentir que no están a la altura de sus exigencias.
Al contrario, invitó a compartir las propias debilidades, dificultades y pecados con Dios, sin tener miedo de “decirle si”, de responderle con generosidad, seguirlo sin dejarse “anestesiar el alma”, aspirando a la “meta del amor hermoso”.
Advirtió contra el “gran peligro” de tener baja consideración de uno mismo, una “gran tentación” que no sólo tiene que ver con la autoestima, sino que afecta también a la vida religiosa.
Sostuvo que no aceptarse, vivir infelices y pensar en negativo es no reconocer la propia identidad que está llamada a grandes cosas. “Dios nos ama tal como somos, y no hay pecado, defecto o error que lo haga cambiar de idea”, aclaró.
“¡Tú eres importante! (El) cuenta contigo por lo que eres, no por lo que tienes: ante él, nada vale la ropa que llevas o el teléfono móvil que utilizas; no le importa si vas a la moda, le importas tú. A sus ojos, vales, y lo que vales no tiene precio”, añadió.
Por eso impulsó a evitar encerrarse en las propias tristezas, “rumiando” continuamente los males sufridos y el pasado; porque complacerse en la tristeza “no es digno” de la estatura espiritual.
Llamó a superar la “vergüenza paralizante”, a no quedarse esperando con los brazos cruzados, a arriesgarse y actuar, a no apagar la buena curiosidad, sino participar, porque la vida “no hay que encerrarla en un cajón”.
Impulsó a “ser más fuertes que el mal” amando a todos, incluso a los enemigos, sin importar que los demás se rían por creer en la “mansa y humilde de la misericordia”.
“Puede que los juzguen como unos soñadores, porque creen en una nueva humanidad, que no acepta el odio entre los pueblos, ni ve las fronteras de los países como una barrera y custodia las propias tradiciones sin egoísmo y resentimiento”, reconoció.
“No se desanimen: con sus sonrisas y sus brazos abiertos predican la esperanza y son una bendición para la única familia humana”, apuntó.
Pidió a los jóvenes que “entre tantos contactos y chats de cada uno”, el primer lugar lo ocupe “el hilo de oro de la oración” porque Dios tiene memoria, no un “disco rígido” que registra y almacena todos los datos, sino un “corazón tierno de compasión que se regocija eliminando cualquier vestigio del mal”.