OPINIÓN
*JUAN MANUEL MAGAÑA
Primero hubo un baño de sangre en Acapulco hasta con balacera de larga duración en plena costera Miguel Alemán. Luego siguieron las alertas lanzadas por Estados Unidos y Canadá a sus ciudadanos para advertirles de mejor no venir no sólo a ese puerto turístico, sino a Guerrero en general y a otros 21 estados del país. Nos enteramos que más de un centenar de estadunidenses han sido asesinados en medio de la imparable violencia que azota a este país.
Tuvo que pasar todo eso para que este lunes, el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, informara que 414 elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional se harán cargo desde esta semana de las cámaras de los centros de control, comando, comunicaciones y cómputo, denominados C4, ubicadas en Acapulco. Se quiere apoyar así la «estrategia» de seguridad que se desarrolla en el puerto desde 2013.
Osorio anunció también que se instalará en el puerto un centro de control C-5, con más cámaras de vigilancia, infraestructura adecuada, mejor tecnología y personal capacitado que permita realizar acciones de rastreo y detención de grupos criminales.
Y es más, dijo que se aplicará un programa especial de prevención del delito para reforzar la seguridad en Guerrero, y anticipó que se nombrará un vocero único en materia de seguridad para evitar ambientes de sicosis como el experimentado durante la balacera de Acapulco el domingo 24 de abril en la que hombres armados atacaron dos hoteles donde se hospedan policías federales.
Es decir, lejos de sacar al ejército de labores policiales que no le corresponden y para las que no está entrenado, la «estrategia» refuerza su permanencia frente al problema de inseguridad y violencia que vive el país, misma que, como en un círculo vicioso, no está dando buenos resultados. Y para completarla, se nombra un vocero que en los hechos quiere decir que lo que se quiere es modificar la percepción social de la realidad de la violencia: si hay balaceras, que la cosa no llegue a sicosis.
Y es así como Osorio Chong, ante 600 líderes empresariales de Guerrero, defendió la estrategia de seguridad aplicada en el puerto y sostuvo que sí ha funcionado. Incluso se quejó de que las autoridades luchan no solamente contra organizaciones delictivas, sino también contra ‘‘detractores del estado que desacreditan los esfuerzos realizados’’, con el propósito ‘‘de ver un Guerrero envuelto en acciones de violencia’’.
Y luego se preguntan por qué el precandidato más fuerte del PRI luce tan débil en las encuestas no se diga frente a Andrés Manuel López Obrador, sino a Margarita Zavala, la misma a la que al marido no le funcionó idéntica «estrategia» de seguridad.