Claudia Luna Palencia
En Europa y en Asia, los especialistas en temas internacionales hablan de una clara política internacional “del palo y de la zanahoria” en la que se vocifera, se presiona, se acorrala y luego después de atizar al contrario, una vez debilitado o asustado, entonces se le lleva a la mesa con una pliego de condiciones sin más remedio que signarlo.
Siria, su situación, forma parte de esa dinámica peligrosa. Con los rusos, la mañana del pasado miércoles 11 de abril, el inquilino de la Casa Blanca amaneció especialmente enfadado, la interpretación de sus tuits matones está salpicada de recelos: ¿Es una argucia del magnate inmobiliario para cubrirse las espaldas ante el Rusiagate? ¿Es, como dirían los tahúres del póker, una forma de blofear para doblarle las rodillas a sus contrapartes y obligarlos a aceptar sus condiciones? O bien, ¿es la presión real del ala más conservadora y radical de la derecha que desea recuperar la supremacía belicista estadounidense tan redituable para sus multinacionales de la industria militar?
Las nuevas amenazas de Trump de bombardear otra vez las bases militares sirias recibieron como respuesta del Kremlin una áspera advertencia: “Todo misil en el espacio sirio será derribado por la artillería rusa”.
Ese día Trump abonó todavía más a las suspicacias: “Rusia jura que derribará cualquier misil que llegue a Siria. Prepárate Rusia, porque les llegarán unos nuevos, bonitos e inteligentes. No deberían ser socios de un animal que gasea a su gente y lo disfruta”.
Desde la cancillería rusa, el ministro Serguéi Lavrov, emitió un comunicado en respuesta a la nueva bravuconada: “Si tan inteligentes son los misiles estadounidenses, deberían dirigirse a terroristas y no a objetivos gubernamentales”.
Los divide su postura natural en los siete años que lleva la guerra interna en esta república semipresidencialista; Estados Unidos quiere la caída de al-Assad… Rusia la evita a toda costa. ¿Quién dice la verdad o quién miente? Mientras unos desean apagar el fuego… otros pretenden avivarlo.
A COLACIÓN
El mandatario Trump respondió también por Twitter: “Nuestra relación con Rusia está peor ahora que nunca antes, incluyendo a la Guerra Fría. No hay razón para esto. Rusia nos necesita para ayudarle con su economía, algo que sería muy fácil de hacer, y nosotros necesitamos como naciones trabajar juntos. ¿Detenemos la carrera armamentística?”.
¿Esto es blofear? ¿Un farol? ¿Qué está haciendo precisamente Trump con sus amagos en Siria para acorralar a Rusia? ¿Se está cubriendo las espaldas ante la investigación del Rusiagate que pondría en riesgo sus ganas de reelección?
Por lo pronto, aquí en Europa, todos los medios de comunicación han advertido de un inminente ataque aéreo estadunidense en bases militares sirias. La Organización Europea para la Seguridad en la Navegación Aérea (Eurocontrol) emitió un comunicado pidiendo precaución a los pilotos de la Unión Europea (UE).
“Debido al posible lanzamiento de ataques aéreos a Siria con misiles aire-tierra y/o de crucero en las próximas 72 horas, y la posibilidad de interrupción intermitente de los equipos de radionavegación, se debe tener en cuenta al planificar las operaciones de vuelo en el Área FIR del este del Mediterráneo/Nicosia”, según lo difundido.
Ni la OTAN ni la ONU se han pronunciado al respecto, tampoco lo ha hecho el Kremlin cuyo mutis ha sido roto sólo para aclarar, de acuerdo con Europa Press y Reuters, que a partir del jueves 12 de abril la policía militar rusa se encuentra desplegada en la ciudad de Duma cuyo control ha pasado finalmente a manos del gobierno “y se hará para garantizar la paz y el orden público”.
Nada más en Downing Street se ha dado algún movimiento: Theresa May, primera ministra británica, evalúa participar de forma militar y conjunta con Estados Unidos en las represalias bélicas.
En tanto, Rusia y Siria, han ordenado la evacuación de todas las bases militares en territorio sirio alertados por “el inminente ataque norteamericano” como pretexto por el ataque químico en Duma.
De acuerdo con información de la ONG Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, las bases militares se están vaciando “mientras se ponen en resguardo los cazas Mig-23 y Su-22”.
¿Habrá o no habrá un inminente ataque bélico? La prensa norteamericana se lo preguntó presurosa a James. N. Mattis, a lo que el titular del Pentágono, dijo en tono mesurado que “habrá que tomar una decisión al respecto” aunque de momento “yo no descarto una respuesta militar”.
En medio de la expectativa marcial ha sido nuevamente el mandatario Trump el encargado de acomodar sus cartas en este juego de póker geopolítico: “Nunca dije cuando tendrá lugar el ataque a Siria. Puede ser muy pronto o no tan pronto. En cualquier evento, los Estados Unidos, bajo mi Administración, han hecho un gran trabajo librando a la región del ISIS. ¿Dónde está nuestro gracias América?”. La conclusión grisácea es que con Trump al frente de Estados Unidos cualquier cosa puede suceder a golpe de un tuit.
Directora de Conexión Hispanoamérica, economista experta en periodismo económico y escritora de temas internacionales
@claudialunapale