Análisis a Fondo
Francisco Gómez Maza
Abatir la necesidad aspirar el sueño americano
El objetivo: crear empleos en los países de origen
Después de 36 años de haber abandonado el liderazgo en Centroamérica, particularmente con el histórico Pacto de San José mediante el cual Pemex abastecía de petróleo a las naciones istmeñas, el gobierno de López Obrador lo retoma con un programa de desarrollo realizado con el apoyo de las Naciones Unidas a través de la Comisión Económica para América Latina (CEPAL). El objetivo es impulsar el desarrollo económico en el sur sureste mexicano y el Istmo centroamericano para crear empleos justamente remunerados y abatir la necesidad de buscar el sueño americano.
El subdesarrollo, pero sobre todo la ausencia de inversiones que creen empleos, en una economía fallida por políticas excluyentes, ha sido la causa principal de que miles de personas volteen los ojos hacia una quimera, ilusionándose con que el suelo norteamericano será la panacea para su pobreza y el arranque de una vida nueva que los lleve a eliminar las ignominiosas carencias materiales que padecen en sus lugares de origen. Es por ello que hondureños, salvadoreños, guatemaltecos, chiapanecos, se lanzan a la aventura de las caravanas que, al llegar a la frontera norte, se enfrenta con el muro del rechazo, del racismo y el desprecio, y México se convierte en la sala de espera de que algún día puedan ser autorizados por la migra para ingresar legalmente en territorio estadounidense.
Ahora, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunció, en su conferencia matutina del martes 7 de mayo, un plan integral, elaborado con la asesoría de la CEPAL, para el desarrollo del sureste y de países centroamericanos, con el fin de impulsar actividades productivas y crear empleos, en las economías fallidas entre Chiapas y El Salvador. Dicho plan será presentado en un par de semanas hábiles a la prensa supongo que en una de las conferencias matutinas del presidente.
El plan de desarrollo integral para toda la región Chiapas-Centroamérica intentará detener los flujos migratorios mediante el impulso al desarrollo y la creación de empleos en Centroamérica y en México. Con dicho plan de desarrollo se evitarían las medidas de fuerza que aplica el gobierno de los Estados Unidos y el de México para resolver el fenómeno migratorio y eso no resuelve nada. Sólo agudiza el malestar de la gente. La gente sale de sus lugares de origen por la maldita necesidad de encontrar medios para vivir una vida menos indigna. En sus países de origen viven la mayoría en la pobreza y en la extrema pobreza y tienen que enfrentarse a la ausencia de oportunidades de trabajo o a la violencia engendrada por las bandas de la delincuencia organizada o institucional. Ciertamente, no se integran a una caravana de Éxodo por gusto. Y López Obrador les explicó a los reporteros que asisten a sus conferencias matutinas que su gobierno quiere que la migración sea opcional y no forzosa. Y si se invierte en actividades productivas en Centroamérica y en el país “vamos a resolver el problema de la mejor manera.”
Simultáneamente, el gobierno de México está implementando planes de seguridad y protección para los integrantes del éxodo. No dejarlos solos en las zonas del país donde hay más bandas de la delincuencia organizada y darles opciones, como se está haciendo, mediante visas de trabajo para su integración a comunidades mexicanas. Pero lo más importante es crear esas oportunidades de trabajo en los estados y países de origen, sin quitarles su derecho de buscar asilo en otro país, pero no impulsados por el desempleo, la pobreza, o la violencia. Asimismo, México buscará intensificar su relación con otros países del mundo, porque, por ejemplo, en las caravanas ya no sólo vienen centroamericanos, sino ciudadanos de otros países extra regionales.
El plan, anunció el mandatario mexicano, será presentado a la prensa por ahí del 20 de este mismo mayo y se buscará que sea firmado por el gobierno estadounidense para iniciar su implementación. [email protected]