- Urge cambiar las cosas para tener prosperidad, planteó el candidato Humanista a jefe de Gobierno de la CDMX.
- Propuso terminar el «culto» a los vehículos en la capital
Ciudad de México, 01 de mayo (CÍRCULO DIGITAL).- La política deja de servir cuando es incapaz de resolver las necesidades principales de las personas –alimentación, una educación de calidad, seguridad y derecho a la salud– puntualizó Marco Rascón Córdova, candidato del Partido Humanista al gobierno de la Ciudad de México.
Porque, destacó, la democracia «tampoco funciona» cuando se carece de sustentabilidad económica y empleo suficiente, lo que alerta de cambiar las cosas para tener prosperidad, y «obliga a combatir» el origen de los grandes problemas.
Propuso «humanizar» la CDMX y las circunstancias que rodean la vida de las personas, a través de ir al origen de los problemas, para crear condiciones que apoyen el desarrollo económico y mejoren la calidad de vida de familias enteras.
La Ciudad de México, comparó, «otorga menos derechos» a la salud de las personas frente a los vehículos, que cuentan con seguros de vida y de gastos médicos mayores, además de una revisión obligada de sus condiciones mecánicas dos veces al año.
Al presidir el arranque de la campaña proselitista de Alfonso Buendía, candidato Humanista a la Alcaldía de Iztapalapa, llamó a terminar el culto a los vehículos y crear un transporte público rápido, digno y seguro que sirva a la gran fuerza laboral de la metrópoli, la que pierde hasta seis horas diarias en trasladarse de sus viviendas a los centros de trabajo.
Ante vecinos de la colonia Guadalupe del Moral y los aspirantes al Congreso local, Vanessa Huitrón y Daniel Velázquez, de los distritos 24 y 29, recordó que la gran fuerza laboral de esa Delegación y del Oriente es la que sostiene a la Ciudad de México, pues “no hay negocio en todas las demarcaciones que no tenga un trabajador de Iztapalapa.
Al referirse al futuro de la Ciudad, se pronunció a favor de establecer alianzas con jóvenes y mujeres para defender los derechos y libertades sociales, como la igualdad y la diversidad de familias, ante proyectos que desconocen la nueva Constitución o pretenden gobernar sin respetarla.
Convocó, también, a los vecinos a trabajar por la fuerza de las comunidades y la organización independiente de los barrios, «sin clientelismo»: tinacos, despensas ni dádivas…