CIUDAD DE MÉXICO, 05 de mayo, (DE VAGOS / CÍRCULO DIGITAL).- A diferencia de otras biografías, Tello no se ocupa solamente de la dimensión política de Maximiliano, ni de su etapa en México, sino que, de forma ágil y compendiosa, nos ofrece un retrato completo de quien ostentó el título de Emperador de México entre 1864 y 1867.
Romántico, trágico, ingenuo, liberal, laborista, amante del arte, la cultura y el espectáculo. Bondadoso, maleable y frívolo. Todos estos rasgos caracterizan al mismo individuo: Maximiliano de Hasburgo, Archiduque de Austria y Emperador de México.
Fue impuesto por Napoleón III como segundo emperador de México, tras la segunda intervención francesa y la derrota republicana en México. Sin embargo, aunque había llegado para defender los intereses de los conservadores mexicanos y las monarquías europeas (que querían contrarrestar el creciente poder político y económico de Estados Unidos), al poco tiempo se enamoró de su nueva patria y comenzó a defender una agenda claramente liberal.
Decepcionados de su actuación, sus promotores le retiraron su apoyo, dejando al emperador a su suerte. El emperador liberal murió, a manos de los liberales mexicanos encabezados por Juárez y respaldados por Estados Unidos, fusilado, pronunciando estas últimas palabras: “¡Que mi sangre selle las desgracias de mi nueva patria! ¡Viva México!”
Esta concisa biografía introduce a este destacado personaje histórico en el contexto de los 150 años del final del Imperio Mexicano.
EN PALABRAS DEL AUTOR
“El libro está formado por veinticinco capítulos, todos breves, más o menos de la misma extensión, que retratan con empatía la vida de Maximiliano de Habsburgo desde su nacimiento en el palacio de Schönbrunn, en Austria, hasta su muerte en el Cerro de las Campanas, en el corazón de México.
Fue escrito hace más de veinte años, con estas características, a solicitud de la editorial Clío, con la intención de acompañar una telenovela sobre Maximiliano y Carlota que, según recuerdo, tenía planeada Televisa. Yo mismo había trabajado ya con Enrique Krauze, director de Clío, en un proyecto de historia novelada para Televisa.
La idea, ahora, era hacer un texto muy conciso que fuera acompañado por una abundancia de imágenes —fotografías y retratos, pero también objetos— con el fin de llegar a un público más amplio, como los que había ya publicado Clío sobre el Porfiriato y la Independencia. Pero fue cancelado al final el proyecto de telenovela del Imperio Mexicano, por lo que el libro ya no salió a la luz en Clío.
Estuvo guardado en un cajón durante todos estos años, hasta ahora que aparece publicado con el sello de Debate. Pensé que podía ser leído con interés en un contexto propicio para la reflexión sobre Maximiliano: el ciento cincuenta aniversario de su muerte, que marcó también el final del Imperio Mexicano.”
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