Hagamos de cuenta que México es la granja de la sátira novelesca de George Orwell y que ahora el jefe de la fauna enfrenta una rebelión generalizada.
Los cochones (los ricachones del Consejo Coordinador Empresarial) están “muy encabronados” – yo creo que son una banda de simuladores – con Peña Nieto porque no les pone un hasta aquí a los búhos encargados de la educación de los hijos de los habitantes de la granja, como si estos no tuvieran derecho de reclamar el respeto a sus derechos y las condiciones de trabajo en que trabajan. Dicen que por plantones y marchas las empresas han perdido como 7 mil millones de pesos. Qué exageraditos. Los han perdido por la alta inflación y porque el poder de compra de los consumidores esta por los suelos. No les echen la culpa a los maestros. Pero a pesar de la inflación y el bajo poder de compra los ricos nunca pierden y ahora lloran como plañideras.
Los ricardos amenazan con no pagar sus impuestos, sus millonarios impuestos, que casi siempre el SAT de Aristóteles Núñez les condona. La causa: que el jefe de la granja no ha madreado bestialmente como, según ellos, se merecen los jóvenes maestros agremiados en la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, que son los únicos que se han atrevido a proclamar una verdad absoluta: que la famosa reforma educativa es un bodrio que no sirve para rehacer el tejido de un sistema “educativo” mal hecho por los “expertos” neoliberales del encargado de la granja, aparte de los amos del momento no tienen ni idea de lo que es educación pública en un país multicultural y pluriétnico, donde no se puede medir a todos con la misma vara.
Para dar un ejemplo, expertos de la ONU han recomendado hace unos días, concretamente el 5 de agosto, que los pueblos indígenas controlen sus sistema de educación, cosa que no es tomada en cuenta por los testaferros de la mala educación que imparte el gobierno a través de la llamada Secretaría de Educación Pública, que en verdad debería de llamarse Secretaría de Instrucción, porque de educación no hace más que mal educar.
De acuerdo con los expertos de la ONU, los niños y jóvenes indígenas siguen teniendo dificultades para acceder a la “educación” en formatos accesibles y apropiados, a pesar de que han pasado casi diez años desde la adopción de la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas. Así lo lamentó un grupo de cuatro relatores de la ONU en un comunicado conjunto dado a conocer como anticipo del Día Internacional de los Pueblos Indígenas, el próximo 9 de agosto.
En esas estamos, en una, yo diría que simulada rebelión de los animales gordos de la granja. Y el jefe de ella va a retornar hoy de sus muy necesarias vacaciones que tomo equivocadamente cuando la granja está en llamas porque aparte de la rebelión de los ricardos, los agricultores, unos cien mil aproximadamente están a punto de estallar porque al campo se lo está llevando el carajo y no ven que los dueños de la granja hagan algo por salvarlo. Las organizaciones de labradores habían anunciado una gran manifestación, por un asuntos que amenaza con volverse crítico, al igual que el de la reforma educativa, que no es aceptada por el magisterio, aunque los maestros pastoreados por el SNTE no levanten la voz, porque los cesan inmediatamente. Sólo el Sur, como siempre, da la cara por las causas justas. Uf y ya estoy viendo a los periodistas a modo mentarme la madre y acusarme de antigobiernista y subversivo. La verdad es que prefiero morirme de hambre a claudicar. Así lo aprendí desde que se despertó en mi el uso de razón.
Y de ribete, la violencia, la matazón de presidentes municipales, la de periodistas, y la de gente común de la que nunca se sabe el nombre ni dónde queda su cadáver. La vida de la nación mexicana es un verdadero desmadre. Ni en Bagdad, que ya es decir mucho.
Veremos que hace el jefe de la granja ahora vuelva a su despacho. Hace unos días, Osorio Chong, el negociador, anunció que el problema de la reforma educativa y los maestros de la CNTE estaba a punto de resolverse. Veremos y diremos, como dice el lugar común.
Por lo pronto, preparémonos a vivir otra semana incierta, si es que no morimos en el intento (la única certeza del futuro), de malas noticias, aunque ya quisiéramos que todas fueran buenas y no sólo buenas sino óptimas. ¿Verdad, Doc?
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