CIUDAD DE MÉXICO, 18 de agosto, ( CÍRCULO DIGITAL).–La convivencia diaria de los padres con sus hijos hace que sea difícil notar el crecimiento paulatino de éstos. Lo mismo pasa cuando el desarrollo normal de los niños se detiene y es por esto que la época de regreso a clases se vuelve clave para observar señales que indiquen que hay problemas con el desarrollo de los infantes.
“La temporada de regreso a clases es clave para la detección de la talla baja, por lo que recomendamos a los padres de familia estar pendientes de algunas señales, como que sus hijos no cambien de talla en sus uniformes o que cuando les compran zapatos sea por uso y no porque les creció el pie” aseguró el Dr. Arturo Ayala, endocrinólogo pediatra.
La talla baja es un padecimiento que puede afectar a los niños en cualquier etapa de su desarrollo y consiste en la interrupción repentina de su crecimiento por diversos factores como la falta de producción de hormona del crecimiento, falta de sueño, estrés, mala alimentación o algunos síndromes como el de Turner, que afecta únicamente a niñas.
“En México es particularmente difícil diagnosticar la talla baja porque si un niño no crece, se toma como algo normal, porque más adelante se espera que dé ‘el estirón’, aunque si existe un problema endocrinológico es posible que esto se dé, pero que aun así no alcance su talla meta”, indicó el Dr. Ayala.
La velocidad de crecimiento varía en cada persona, pero se estima que en promedio, entre los 3 y los 4 años los niños crecen 7 centímetros, entre los 4 y los 5 crecen 6 centímetros y a partir de los 6, crecerán más o menos 4 centímetros al año, hasta llegar a la adolescencia, por lo que se considera anormal que en un año no crezca y debe ser algo que llame la atención de los padres.
A continuación las señales a las que hay que estar poner en este regreso a clases para detectar una posible talla baja, de acuerdo con el Dr. Ayala:
- Que el niño no cambie de talla de uniforme.
- Que no haya cambio en la talla de sus zapatos.
- Que su estatura se mucho más baja que la de sus compañeros.
- Disminución repentina del peso.
- Bajo tono muscular.
- Retraso en la aparición de la pubertad.
“La talla baja no sólo es una cuestión de estética, también repercute de forma importante en el aspecto psicológico, cognitivo y eventual mente en lo laboral” concluyó el endocrinólogo pediatra Arturo Ayala.