Opinión
El lunes 6 de mayo mexicanos contra la corrupción en rueda de prensa a través de su presidenta María Amparo Casar y Julio Ríos Figueroa, declaró esencialmente que el reforzamiento de la carrera judicial es la clave para salir de la crisis de legitimidad en que se encuentra el PJF, asimismo, que es necesaria una reforma judicial “desde adentro” del propio PJF y no a partir de iniciativas legislativas como las de Morena que no parten de un proceso de deliberación incluyente en el que se haya evaluado si las medidas propuestas son las mejores para los fines establecidos, señalaron además que es necesario abrir los procesos de ingreso a la carrera judicial, así como transparentar los concursos de oposición y el fortalecimiento del Instituto de la Judicatura Federal.
El autor del análisis y mexicanos contra corrupción demuestran una vez más, su total desconocimiento del Poder Judicial de la Federación, así como de sus reglas de oro no escritas, que a lo largo de décadas han conducido a la debacle de la credibilidad del mismo.
El primer mal que aqueja al PJF es el nepotismo cobijado en todos los juzgados y tribunales federales, en todo el país, la defensoría pública, en las casas de cultura, en el Consejo de la Judicatura, en la Suprema Corte y, en el Tribunal Federal Electoral.
Familias enteras han trabajado en el PJF, se protegen, actúan como la cosa nostra siciliana y por regla general, siempre existe un padrino, no les importa la justicia sino conservar su coto de poder, por décadas han sido los dueños de la institución, de ahí, que se le conozca como la gran familia al Poder Judicial de la Federación.
Por eso, la propuesta de una autoregulación interna que plantea como Mexicanos contra la corrupción es infantil por decir lo menos y queda claro, su total desconocimiento de las entrañas, tejes y manejes, así como, los huesos podridos del PJF.
Para muestra varios botones, el Consejo de la Judicatura Federal no cumple con la función para la cual fue creado, evade su responsabilidad por amiguismo, compadrazgo, por lazos de sangre o afinidad, por la recepción de dádivas ya sea en especie o en efectivo, por el calibre del padrino, lo que trae como consecuencia, es impunidad.
Los exámenes por oposición para jueces y magistrados federales han sido manchado desde hace 6 años, pues recordemos que en el 2013, los concursos 17 y 18 fueron declarados nulos por compraventa del examen para ser juez federal, situación que se repitió en 2018 cuando se canceló el 28 concurso por el mismo motivo y que dió como resultado la suspensión de más de 10 servidores públicos vinculados con la compra venta de exámenes, sin embargo, sólo quedó ahí, pues el actual Presidente de la Suprema Arturo Zaldívar ha hecho olímpico mutis al respecto.
Pero, mucho antes que estos sucesos acontecieron las plazas dentro del PJF se negociaban en los privados de los ministros, existe una anécdota increíble que retrata de cuerpo entero al PJF, a 2 ministros les habían regalado un auto, sólo que uno de ellos prefirió cambiar su auto por la designación de juez federal para su secretario de estudio y cuenta consentido, eso valía un cargo de un impartidor de justicia federal un auto.
Y, así existen mil anécdotas más, como se negociaba inclusive en cantinas cargos de jueces y magistrados federales antes de que el ex presidente Ernesto Zedillo en 1996 cambiará la estructura del PJF.
Por eso, sostengo que es infantil e ilusorio la propuesta de autoregulación realizada el día lunes por mexicanos contra la corrupción, demuestra ignorancia de la esencia y comportamiento interno por décadas practicadas por el PJF.
Es necesaria una reforma estructural, si efectivamente se pretende abolir viejas mañas en la institución.