Balconeando
Francisco Rodríguez
¿Operativo de Estado para desenredar la madeja de corrupción, robo de recursos públicos, lavado de dinero que envuelve a la mayoría de los ex Presidentes?
¿Van, ahora sí en serio, contra Carlos Salinas de Gortari? ¿Contra Fox? ¿Calderón? ¿Contra Peña Nieto?
No. Siento escribirles que no. Que nada de eso. Que a la Fiscalía General de la República le cayó como agua de mayo la venganza personal de Francisco Javier Rodríguez Borgio en contra de Juan Collado.
Sí. Porque de eso se trata. Simplemente del cobro de facturas entre dos particulares que, dadas sus amplias relaciones con el mundillo político -delincuencial – empresarial salpicó a las celebridades que retratan su impunidad, lujos y extravagancias en las revistas donde también se lucen las rancias monarquías de Europa… igualmente cubiertas de oprobios, bajezas, ruindades.
Huachicolero Vs. Huizachero
Una vendetta tipo mafia.
Entre dos capos.
Uno, Rodríguez Borgio, en los bajos fondos del huachicoleo y los casinos.
Collado, el otro, en el huizacheo, el tráfico de influencias y la compra en el mercado de la Justicia de jueces, magistrados y dos que tres ministros.
«Lavadores» ambos, eso sí, en el gran negocio de la comúnmente llamada Caja Libertad, que se presta lo mismo para esconder bienes mal habidos que para invertirlos en empresas fantasma o en paraísos fiscales.
Rodríguez Borgio, amigo personal, cercano, de Peña Nieto y hasta de la llamada Gaviota, con lo que se fotografió en julio de 2014, en Madrid, España, mientras ella asistía con sus hijas a una gala del cantante Alejandro Fernández y a él lo buscaba la Interpol por el llamado fraude de Oceanografía.
Collado, amigo personal, vecino incluso de Carlos Salinas de Gortari desde que defendió a Raúl por el asesinato de JoséFrancisco Ruiz Massieu. Abogado de EPN en su reciente divorcio de Angélica Rivera. Peña Nieto, incluso, despachaba algunos asuntos personales, hasta hace poco, en las oficinas del abogado donde, al mediodía, lo vieron tomando un largo trago de whiskey-
La misma banda, pues.
Cherchez la femme… o busca a la mujer
Rodríguez Borgio había jurado «por ésta» que Collado se las pagaría.
Y es que, estando prófugo en España –mientras que aquí la PGR lo tenía por «ilocalizable», merced a su relación político – delincuencial – empresarial con EPN–, Collado «le bajó» el negocio.
En abril de 2015, como él mismo publicó ayer en un desplegado periodístico, se hizo cargo de los bártulos de Libertad Servicios Financieros, la Sofipo o «lavandería» en la que todos aquellos a los que deseamos ver internos en un Reclusorio hacían fuertes depósitos producto de sus fraudes y robos a la Nación, como poco a poco va saliendo a la luz.
Pero no sólo eso. Collado también «le había bajado» antes a la novia.
Quienes les conocen sostienen que la actual esposa del (mal) afamado abogado interno en el Reclusorio Norte de la CDMX, previamente fue compañera sentimental del gasolinero y casinero Rodríguez Borgio.
Y que, desde entonces, ambos sostenían una muy abierta confrontación.
Cherchez la femme, dicen en Francia… y prácticamente en todo el mundo.
Cherchez la femme, fue acuñada por Alejandro Dumas a mediados del siglo XIX. Y en su acepción original significaba que la solución de un determinado problema dependía de una mujer, a la que había, por ello, que tratar de encontrar cuanto antes.
Usted ya la encontró aquí.
Mientras, EPN puede seguir con la farsa
Pleito, venganza o vendetta entre capos que no llegará a lastimar a los clientes de Juan Collado. No serán molestados ni con el pétalo de un citatorio a declarar.
Carlos Salinas, mientras tanto, puede seguir negociando desde Londres que el Departamento de Justicia de Estados Unidos tampoco llame ni siquiera a testificar a su junior Carlos Emiliano en los juicios a los seguidores de Keith Raniere, el fundador de la secta sexual NXIVM, donde idiotizó también a su hija Cecilia.
El otro Carlos, Romero Deschamps, seguirá por un rato más todavía al frente del cascarón del sindicato petrolero, aún y cuando la Secretaría del Trabajo no le haya concedido la toma de nota a su reciente reelección amañada.
Y Enrique Peña Nieto seguirá con la farsa. Que dizque tiene novia. Que lo ama. Que la conquistó con una sonrisa… y regalándole «flores de semáforo», adquiridas en la esquina de dos calles en Madrid.
Nos hicimos falsas ilusiones. Creímos que la 4T iba por ellos. Pero no, ¿verdad?
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