24 de December de 2024
Se buscará incluir en el Presupuesto de Egresos de la Federación problemas de adicciones en jóvenes
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Se buscará incluir en el Presupuesto de Egresos de la Federación problemas de adicciones en jóvenes

Jun 22, 2017

CIUDAD DE MÉXICO, 22 de junio, (CDMX MAGACÍN/CÍRCULO DIGITAL).— La secretaria de la Comisión Especial de Salud Mental y Drogas, diputada María García Pérez (PAN), aseguró que en el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2018, que se definirá en próximos meses en esta Cámara de Diputados, se buscará un mayor beneficio para los jóvenes que padecen problemas de adicción.

 

Al participar en el foro “Retos para la atención del alcoholismo en menores de edad”, llamó a ser muy sensibles en estos temas y promover, principalmente, una cultura de prevención, pero sin dejar de lado los avances en salud que ya se tienen.

 

Destacó que se debe dar prioridad a los menores en tratamiento, campañas en escuelas y brindar mayor apoyo a organizaciones de la sociedad civil. “Las estadísticas preocupan por todas las repercusiones en la salud de los infantes, por los accidentes, violencia y deserción escolar”.

 

García Pérez refirió que las condiciones del país han cambiado, por lo que es imperante actualizar las leyes de acuerdo al contexto que vivimos ahora, pues no se puede continuar con normas que eran aplicables hace 20 o 30 años.

 

Instó a quienes ejercen justicia, particularmente a jueces, a que realmente asuman su responsabilidad y se castigue plenamente a quienes venden sustancias nocivas a jóvenes y niños.

 

Por su parte, la diputada Wendolin Toledo Aceves (PVEM) señaló que el propósito de este foro es conocer la perspectiva académica y de especialistas para generar iniciativas y puntos de acuerdo para sensibilizar y atender de manera idónea las adicciones.

 

Raúl Martín del Campo, miembro de la Junta Internacional de Fiscalización de Estupefacientes (JIFE), de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), indicó que el consumo de alcohol entre niñas y niños menores de edad en el país, como en casi todo el mundo, ya está casi a la par en su prevalencia e intensidad.

 

Destacó que existe una industria interesada en que la población consuma alcohol y se le vea como un producto deseable para los menores. Por ello, consideró, uno de los temas que hace falta legislar tiene que ver en cómo se promociona el alcohol en diferentes eventos.

 

“No podemos permitir que, aunque sea cerveza, sea el principal patrocinador de los eventos deportivos, pues los ven los infantes. Hay un problema de publicidad y, cuando llegan a la adolescencia, ellos ya tienen una expectativa”, afirmó.

 

Los niños, dijo, están expuestos al consumo de alcohol desde su infancia, “pues lo observan en las fiestas y ven cómo los padres beben”. Resaltó que se carece de un adecuado sistema para supervisar a los tenderos, para que no vendan alcohol a un menor, “pero si se tiene la manera de cambiar una cultura en la que el vendedor sepa que tiene una responsabilidad social”.

 

Un pendiente, relató, son los impuestos para el alcohol. “Creo que hay una interferencia de la industria del licor respecto a los gravámenes. Se tiene poco estudiado cuál es la tasa que se le aplica a este producto”.

 

Además, continuó, se requieren políticas integrales, donde se pueda abordar todo el panorama y dejar “de negarnos a este problema. México tiene conflictos con el abuso y dependencia de alcohol”.

 

Argumentó que México es de las pocas naciones que tiene cierta infraestructura pública para atender el problema de alcohol y drogas. “Aprovechemos esa red y los modelos para hacer más accesible el tratamiento a los jóvenes. Necesitamos enfocarnos en los adolescentes y así prevenir un problema que puede crecer con los años”.

 

Las mujeres, añadió, tienen mayor vulnerabilidad, pues su organismo puede metabolizar menos alcohol que el hombre, lo que hace que pasen a la intoxicación más rápido. Además, se estigmatiza a las que son consumidoras y esta discriminación también se da en los servicios de atención. Por ello, planteó trabajar en la capacitación de las personas que ayudan o apoyan a este tipo de población.

 

María José Martínez Ruiz, directora general técnica normativa del Consejo Nacional Contra las Adicciones (Conadic), sostuvo que el alcohol es la bebida que mayormente consumen los adolescentes y, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Consumo de Drogas en Estudiantes 2014, las prevalencias de ingesta entre mujeres y hombres de nivel educativo de secundaria son casi iguales.

 

El salto en el consumo de estas bebidas, de secundaria a bachillerato, se disparó y es preocupante. “Es alarmante que en estos niveles educativos más de millón y medio de estos estudiantes ya reportaron abuso en el consumo de alcohol y, en el caso de quinto y sexto de primaria, más de cien mil estudiantes incurren en uso excesivo. Las entidades con mayor índice de consumo son Ciudad de México, Estado de México, Jalisco, Michoacán y Tlaxcala”.

 

Dijo que la legislación aborda el tema del uso nocivo del alcohol, aunque reconoció que en menores de edad no hay consumo seguro, de bajo riesgo, responsable ni moderado. A nivel nacional existen 876 leyes, reglamentos o normas que regulan diversos aspectos del consumo de alcohol. “Hay leyes, pero lo más importante es la supervisión, el monitoreo y el cumplimiento de las mismas, ya que es donde radica el problema”.

 

Mencionó que el Conadic ha capacitado a 220 municipios del país sobre el Programa Conduce Sin Alcohol, el cual se implementa en 121 de ellos; por ello, estimó, se debe homologar a nivel nacional el programa de alcoholimetría. Además, afirmó que el alcohol es la primera causa por la que las personas buscan tratamiento. “Es la sustancia que más nos está provocando problemas y la que más prevalencia de consumo tiene en el país y, por ende, más demanda de atención”.

 

Añadió que hay retos y desafíos, como la actualización del marco jurídico en materia de publicidad y promoción de bebidas alcohólicas, “pues en las mañanas todavía hay muchos anuncios de estas bebidas preparadas y mixtas, en horarios donde los niños y adolescentes ven este tipo de noticias; hay que regular más la publicidad, promoción y patrocinio de estas bebidas”.

 

Observó que también se requiere dar mayor atención a la población indígena, a las mujeres, a los migrantes, jornaleros y embarazadas. “Es fundamental contar con una ley nacional para el control de las bebidas alcohólicas; tener el marco jurídico que sancione la corresponsabilidad entre establecimientos que proporcionan estas bebidas y quienes cometen delitos en estado de ebriedad.

 

También, emprender un control de las bebidas informales o que no cumplen con las medidas fiscales, y tener estudios de los costos de atención en salud de los problemas derivados del consumo del alcohol”, planteó.

 

Rosario Tapia Medina, directora general del Instituto para la Atención y Prevención de las Adicciones en la Ciudad de México (IAPA), hizo un llamado a las autoridades para exigir mayor control en las normas de comercialización de las bebidas alcohólicas, ya que la disponibilidad de estos productos genera que la edad de consumo sea temprana.

 

Sugirió a los legisladores incrementar la penalidad a los que venden bebidas alcohólicas a menores de edad; de lo contrario, advirtió, la lucha para la inhibición de su consumo “será más difícil”. Aseguró que los últimos datos de la Encuesta de Estudiantes arrojó que la edad de inicio en el consumo de alcohol es en promedio de 12.5 años.

 

Este estudio también arrojó que el consumo y el abuso se disparan entre los alumnos de secundaria y se llega a triplicar al pasar al nivel medio superior; por lo tanto, dijo, es urgente analizar qué es lo que pasa en este rango de edad.

 

Por otro lado, expuso que el IAPA en el 2012 realizó una encuesta juvenil para conocer la razón por las qué los menores consumen bebidas embriagantes; se encontró que “así como se arriesgan a consumir sustancias, se aventuran a tener relaciones sexuales sin protección o presentar conductas de violencia hacia otros y a ellos mismos”.

 

El director de Enseñanza e Investigación de Centros de Integración Juvenil A.C, Ricardo Nanni Alvarado, indicó que diariamente mueren 156 mexicanos por enfermedades asociadas con el consumo de alcohol, es decir, poco más de 55 mil personas cada año.

 

“Hay cierta normalización al haber tanta demanda y consumo de licor, eso baja la perspectiva de riesgo, pero el alcoholismo es, hoy, el principal problema de adicción en el país”.

 

También existen, continuó, complicaciones neurológicas por el uso nocivo de alcohol en menores de edad como disminución de memoria, atención y reducción en la capacidad de planear, las que, a su vez, crean condiciones de desventaja como deserción escolar, diminución de capacidades visio-espaciales y más afectaciones tanto en la salud, como en el entorno social.

 

“El alcoholismo es la punta del iceberg, no se trata de una enfermedad que sólo afecte el hígado, sino el bienestar en general”, enfatizó.

 

El presidente de la Junta de Custodios de la Central Mexicana de Servicios Generales de Alcohólicos Anónimos A.C, Roberto Karam Araujo, afirmó que el mayor consumo de alcohol se anticipa cada vez más y hay una grave tendencia de ingesta en mujeres. Además, explicó que esas bebidas son sustancias de entrada, es decir, son antecedente a casi todo tipo de adicciones.

 

Actualmente, precisó, el 16.9 por ciento de niñas y niños de quinto y sexto años de primaria en México toman embriagantes, y el 3 por ciento de esa cifra lo hace en exceso. Lamentablemente, los menores no se acercan a centros de ayuda, ya que viven una etapa en la que no miden consecuencias, precisó.

 

Mario González, investigador de Ciencia Médicas del Instituto Nacional de Psiquiatría “Ramón de la Fuente Muñiz”, explicó que el marco legal debe considerar a las adicciones como una enfermedad y a la hora de castigar un hecho delictivo, en lugar de decretar sanciones y prisión brinden tratamiento y apoyo a quienes lo requieran.

 

Añadió que en ocasiones un individuo con adicción puede llegar a cometer delitos; el alcoholismo puede volver agresivo al sujeto y aumentar el riesgo y la prevalencia de un episodio delictivo.