Mientras maestros democráticos y autoridades ¿democráticas? (Miguel Ángel Osorio Chong) se debaten y se acongojan, sienten angosturas en el pecho, rabia (de ambos lados), discursos de odio (de ambos lados), por una reforma educativa que los diputados y senadores nunca conocieron antes de levantar el dedo para aprobarla, muchos analistas económicos esperan un terrible golpe inflacionario por la apreciación del dólar estadounidense.
Ya los precios al productor repuntaron 5% en el primer semestre, la mayor alza desde que se inició la presente década. Y los amigos de lo ajeno presumen que la carestía prolongada, creciente y sostenida de los precios, sobre todo los de primera necesidad, está bajo control. No jueguen, como dicen mis amigos de República Dominicana. Y como siempre la paliza no va a ser para las clases dominantes ni para la clase política. Como hemos dicho desde siempre, y lo reconocen todos, la inflación es el altísimo impuesto que pagan los pobres, los millones de trabajadores que si tienen empleo éste es muy mal remunerado como lo reconoció y lo dijo públicamente el secretario ejecutivo de la Organización de Cooperación y Desarrollo Económico, el tamaulipeco José Ángel Gurría Treviño, que durante su paso por la casta burocrática fue conocido en el medio, particularmente periodístico, como “El Ángel de la Dependencia” porque endeudó al país con los bancos privados extranjeros.
Los pobres pagarán los platos rotos. La irresponsabilidad de los encargados de cuidar que la economía nacional marche por caminos rectos y bien pavimentados, es la responsable porque el valor del tipo de cambio, independientemente de cualquier tipo de volatilidad, se puede controlar y ellos, respetando la receta de los pillos del Fondo Monetario Internacional, dejan todo al mercado, que generalmente se equivoca. Aplican lo que este escribidor llama, no las leyes de la oferta y la demanda, sino la de la necesidad y del abuso.
De acuerdo con los analistas financieros y económicos, el mayor impacto de la apreciación o revaluación del dólar estadounidense en los precios al consumidor viene en camino y las expectativas de tipo de cambio son primordiales. Ya los precios al productor de mercancías, excluyendo petróleo, como dijimos más arriba, repuntaron 5% en la primera mitad del año, la mayor inflación acumulada en una década para un periodo similar.
La inflación al productor se considera un indicador adelantado de los precios al consumidor. El fin de semana, el gobernador del banco central, Agustín Carstens, explicó que el reciente aumento de 50 puntos en la tasa de referencia se debió a que el escenario de inflación se deterioró. Luis Adrián Muñiz, analista en jefe de Vector, los precios al consumidor aún no reflejan el mayor impacto que tiene el dólar caro en los costos de producción.
Y es que los productores no trasladan el efecto del dólar a consumidores porque la demanda es débil, pero la cosa está canija y no tardan en repercutirlo en los precios al consumidor no obstante que no haya poder de compra en la población. Hay preocupación en este escribidor pues fíjense que el dólar repuntó 1.05 pesos en la primera mitad del año, aumento que significa la mayor alza desde 1995 para un primer semestre.
Pero, como bien lo dijo el economista senior de Banorte, Alejandro Cervantes, una mejora de la demanda de bienes y servicios, va a propiciar que el impacto del dólar caro en la inflación al consumidor sea mayor
Diríamos que estamos en la frontera de una terrible recesión, que le puede costar carísimo al presidente y a su partido porque la gente tiene hambre y el salario que gana no le alcanza para alimentarse como se debe alimentar todo ser vivo humano. Así que prepárense, amigos lectores. A muchos, muchísimos, millones, les tendrá sin cuidado la bancarrota pues ya están acostumbrados a medio comer y mal una vez al día. Y si se enferman gravemente, su cura es la muerte. Otros, desesperados porque no tienen para comer, pierden todo sentido de la realidad y se suicidan.
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