CIUDAD DE MÉXICO, 19 de mayo, (JUAN R. HERNÁNDEZ / MENSAJE POLÍTICO / CÍRCULO DIGITAL).- La llegada de las nuevas generaciones de narcojuniors y el debilitamiento del pacto entre los cárteles, fueron dos de los elementos que favorecieron para el recrudecimiento de la violencia en Sinaloa, afirmó el investigador del Colectivo de Análisis de la Seguridad con Democracia (CASEDE) del Instituto Belisario Domínguez, Carlos Rodríguez Ulloa.
Durante su participación en el programa radiofónico “La Agenda de Carlos Ramírez y Roberto Vizcaino”, el especialista en temas de seguridad e inteligencia expuso que el estado de Sinaloa ha sido históricamente la cuna de todos los capos y grandes grupos de la Delincuencia Organizada en donde eventualmente se llegó a un punto de equilibrio en el que la violencia se estabilizó.
Ese pacto entre los capos de la droga, comentó el investigador, se logró que hubiera paz a pesar de los grandes cambios y nuevos nichos de Mercado, “esos acuerdos le dieron estabilidad al Cártel de Sinaloa que lo llevó a posicionarse por muchos años como uno de los grupos fuertes. Sin embargo, a raíz de la detención de Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera y la llegada de nuevos actores ocasionó una nueva ola de violencia en Sinaloa y a todo el resto del país”.
Para el especialista, fueron dos los factores los que detonaron y recrudecieron la violencia en Sinaloa:
1) La llegada de nuevas generaciones de narcotraficantes. Son los narco-juniors, los urbanos que son más violentos, no tienen esta disciplina que tenían de sus padres por haber heredado el negocio. Éstas generaciones nacen y se orientan en medio de un entorno agresivo y hace un uso más extensivo de la violencia para imponer sus condiciones.
2) El otro factor, es fue el desgaste del pacto entre los primeros Capos de la Droga y la llegada de otros como El Cártel de Jalisco Nueva Generación, que se ha caracterizado por hacer uso selectivo de la violencia.
Al explicar el caso de la llegada de los narco juniors, destacó casos claros como el del hijo de Dámaso López “el mini Lic”, quién hace su carrera delictiva girando en torno al manejo de la violencia.
“El mini Lic fue uno de los principales operadores de Los Ántrax, se caracterizó por el uso extremo de la violencia más que centrarse en otros aspectos como la distribución, el blanqueamiento de dinero y otro tipo de actividades”.
Finalmente, el especialista señaló que probablemente a violencia aumente en Sinaloa en la permanente pelea entre grupos como son los hijos del Chapo (y su tío), el Cartel de Jalisco Nueva Generación, las células que quedan de los Beltrán y el mini Lic, quienes se han metido en una guerra por la disputa de plazas
“Aunque todo parece indicar que el Mayo Zambada sigue manteniendo una posición hegemónica en Sinaloa, eso no ha impedido que se reduzca la violencia y llegar a esos tiempos de estabilidad de hace 20 años, éstos nuevos actores están rompiendo el negocio y, El Mayo no tiene una autoridad moral tan sólida para frenarlos e impedir que el pacto sea roto”, finalizó el investigador Carlos Rodríguez Ulloa.
