Análisis a Fondo
FRANCISCO GÓMEZ MAZA
· Reforma fiscal que dará a México intenso sufrimiento
· Dejará una estela de corazones rotos y burros muertos
Hace tiempo, en algún momento de 2016, hablábamos en este espacio de que en el futuro cercano – 2018 – estallaría otra, ahora profunda, crisis multifactorial, motivada, por un lado, por el agotamiento del modelo de economía, basada en la dependencia de México de la economía estadounidense, aproximadamente en un 90 por ciento, Y por el otro, en los modelos económicos internacionales, nada afines con el neoliberalismo necio, oscurantista, en el cual rigen las ciegas y atarantadas leyes de la oferta y la demanda, y que son lo único que aprendieron en la escuela los economistas del gobierno priista. (¿Te acordás, amigo Amigón?)
Como ahora, la economía estadounidense ya no sufre de aquellos catarritos del pasado, sino de afecciones graves, de neumonía. los economistas de la descocada y abrupta administración Trump se han decidido a hacerla resurgir, a costa de hundir a ahora no socios sino enemigos comerciales (en la enferma imaginación trumpiana), como Canadá y México. Los negros, los prietos y los árabes mahometanos. Me cuentan que este 6 de enero sólo nos visitará un mago, porque Trump encarceló al negro y no le dio visa al árabe.
El imperio de Trudeau pareciera no advertir grandes destrozos; aguanta porque es una economía muy poderosa, con un mercado interno de lujo por los altos niveles de vida de los trabajadores. Pero México, amigos, no lo soportará, ya que es la perla negra del subdesarrollo capitalista, tierra de gambusinos españoles y, por supuesto, de piratas europeos y amos gringos, y está gobernado por una banda de raterillos, roteranes y vende patrias, amantes de lo podrido que, si pudieran, entregarían al capital extranjero a la Virgen de Guadalupe, producto que sí deja y no paga dividendos al Erario.
Pero como no tienen imaginación, o tienen una imaginación de pollo, los economistas de Trump (no hay mucha diferencia con los aprendices de usureros de Luis Videgaray; estos no tienen cerebro) decidieron, con la bendición del ignorante presidente, construir y hacer aprobar por el congreso (controlado por los GOP), en su mayoría aduladores del becerro de oro trumpiano, una reforma fiscal que elevaría (elevará) los niveles de inversión en territorio estadounidense, a costa de México, lo cual empujará la producción de la planta estadounidense en territorio estadounidense, y por tanto creará muchos de empleos – dicen los tales economistas-, en un esquema de atractivos incentivos fiscales, que jalará a los capitales, asentados en el exterior, a territorio estadounidense, dejando en el Limbo a países periféricos y especialmente a México, dependiente, en todo lo que da, de los mercados estadounidenses, tanto para ventas automotrices, por ejemplo (una de las más productivas), como importaciones de materias primas e insumos para las industrias exportadoras.
El retorno de capitales a los mercados de Estados Unidos, atraídos por menores tasas de impuestos, pegará directo al corazón de la economía mexicana, que sufrirá la deserción de plantas manufactureras de capital estadounidense, y lo mismo ocurrirá en los demás sectores de la economía involucrados con capitales gringos.
De entrada, los expertos estiman que podrían salir del mercado mexicano alrededor de 10 mil millones de dólares, en pleno año electorero, después de que la administración Peña aplicó un exitoso programa de repatriación de activos líquidos. La aprobación de tal reforma fiscal ocurre sólo después de que México recibió 341,000 millones de pesos (17,000 millones de dólares según el tipo de cambio actual) entre enero y octubre, gracias al programa gubernamental de repatriación.
La nueva ley fiscal estadounidense significa la disminución del impuesto corporativo desde 35% hasta 21%, así como la exención fiscal de 20% sobre utilidades, para los dueños de negocios, y renueva la manera en que se cobran tributos a las multinacionales, al exentar pagos de dividendos de subsidiarias extranjeras a través del Sistema de Exención por Participación sobre Rentas Mundiales.
Con la tasa de impuestos corporativos (estadounidense), que es menor a la de México, las empresas podrían cambiar sus decisiones de crecer o producir en el largo plazo, ocasionando pérdida de empleos y salida de capitales en México. El sector manufacturero, en el que se integran hasta 10 tipos de actividades económicas, las mayores creadoras de fuentes de trabajo, será el más afectado por la ganancia de competitividad para Estados Unidos, ante el recorte de las tasas corporativas y otras medidas incluidas en la reforma fiscal de EU. Las plantas productivas que exportan productos a Estados Unidos son las más susceptibles a encontrar atractivo mudar su domicilio fiscal al país del norte. Pa’no pagar tanto [email protected]