Por la Espiral
*Claudia Luna Palencia
No podía faltar la otra idea genial del estridente Donald Trump y no me refiero a la construcción del muro a lo largo de la frontera que Estados Unidos comparte con México, ni a la expulsión en caliente de millones de hispanos si no a echar por tierra el TLCAN.
La pregunta es cómo personas tan amenazantes con este tipo de juicios rupturistas, de fuerzas antagónicas y que abonan para dividir a la población inflamándoles de odio, pueden encontrar tantos simpatizantes dispuestos a votarles en las urnas, encumbrarlos en el poder y concretar así tales elucubraciones.
Cuando buscamos dar cinco pasos para adelante siempre aparece alguien dispuesto a llevarnos tres para atrás, y créame amigo lector que este año la geopolítica nos está metiendo un varapalo para todos, lo vemos con el complejo mecanismo político-partidista en España el presidente Mariano Rajoy ha vuelto a ganar las elecciones pero no puede asumir el control del Gobierno.
Después del verano la incertidumbre se recrudecerá gracias a la proximidad de las elecciones de Estados Unidos y a la decisión que en política monetaria lleve a cabo la Reserva Federal.
Habrá mucho más nerviosismo máxime si se confirma que el magnate Trump va de contendiente bajo la estafeta republicana, los Bush con sus cavilaciones no son lo peor que nos ha pasado.
Es como lo de David Cameron con el referendo del Brexit, la incapacidad para gobernar termina en desastre más pronto que tarde y él no es la excepción a la regla. ¿Qué necesidad había de provocar tremendo sismo en la economía británica, en la libra, en los mercados y en el futuro de su población?
Ahora los flemáticos británicos, al menos los que se creen todopoderosos, tienen enfrente de sus caras una enorme crisis de confianza entre los inversores que son la mano que mece la cuna del capitalismo globalizado.
Si ellos creen que van a sobrevivir aislados con sus fish and chips entonces China nos está dando a todos verdaderas clases de economía de mercado, el gigante rojo apuesta por los tratados y los bloques comerciales.
Vaya que existe enorme preocupación, bastante entendible porque estamos viviendo además un momento trascendental sine die para la movilidad de las personas tenemos una fuerte corriente migratoria mundial; me atrevo a decir que es mucho más intensa que la del siglo XIX.
A COLACIÓN
Hablando de desplazamientos humanos recientemente el Instituto Nacional de Estadística (INE) confirmó que el año pasado salieron de España 98 mil 934 españoles motivados por la búsqueda de un trabajo.
En cinco años, un total de 365 mil españoles fueron expulsados por la vorágine de una crisis económica sin precedentes, su duración y su impacto, en el tejido socioeconómico ha sido brutal.
El meollo es que no es únicamente la juventud española la que persigue un contrato laboral afuera de su entorno también parten familias enteras. De acuerdo con los datos estadísticos son más hombres que mujeres los emigrantes en edades que oscilan entre los 25 a los 44 años de edad; pero también hay familias con niños.
Así las cosas, los españoles residentes en el extranjero hasta enero de 2016 se contabilizan en 766 mil 996 y españoles con la nacionalidad son un millón 538 mil 034 también viviendo en otros países.
Los países en donde más se concentran son: Argentina (439 mil 236); Francia (232 mil 693); Venezuela (188 mil 025); Alemania (139 mil 555); Cuba (128 mil 541); Estados Unidos (125 mil 130); México (123 mil 189); Suiza (111 mil 942); y Reino Unido (102 mil 498).
Es decir, las emigraciones no nada más tienen a los países subdesarrollados como punto de origen sino también a los desarrollados; de ahí que resulta ridículo erigir muros, bloques, murallas, concitar referéndums para tratar de contener con ello lo inevitable.