Tenochtitlán, de ciudad de agua, a ciudad seca
Ciudad de México, 09 Marzo (MEXIQUEÑO/CÍRCULO DIGITAL).-De tener más de 30 ríos y cinco lagos, la Ciudad de México enfrenta hoy la amenaza de quedarse seca dentro de unos años. La intensidad de esta crisis que se prevé, en parte se debe a las condiciones climáticas, al crecimiento de la demanda y por el incremento de la población.
Aunque es única por su intensidad, no es la primera crisis de agua que se vive en la capital mexicana; sin embargo, todavía no se sabe con precisión cuando podría suceder, comenta el investigador titular de Ingeniería y coordinador técnico de la Red de Agua de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Fernando Torres Villarreal.
En las crisis previas, las cuales datan desde tiempos prehispánicos, se han presenciado ya sea sequías o inundaciones, señala el especialista a Notimex.
Se calcula que entre cada una hay un periodo de 25 años y tienen una duración de dos a tres años. La última de la que se tiene registro fue en 2010, cuando se redujo el suministró de agua para tratar de controlar sus efectos, explica.
Hoy, la capital mexicana utiliza 32 mil litros de líquido de por segundo, de éstos, 55 por ciento se obtienen del acuífero del Valle de México, y 12 por ciento del Valle Lerma. Un tres por ciento proviene de manantiales al sur-poniente de la capital del país, y 30 por ciento del Sistema Cutzamala, señala la página de transparencia de la Ciudad de México.
Hay una sobreexplotación de la principal fuente de agua, del acuífero, que se prevé se agote dentro de 40 años, expone Torres Villarreal.
El problema es que desde 1994 no se han introducido cantidades adicionales de agua en la Ciudad de México, situación que a pesar de no colocar a la capital en situación de emergencia, repercute en una notoria escasez del recurso en algunas zonas.
La Ciudad de México, al encontrarse en una cuenca, complica la introducción de agua. Esta situación geográfica siempre fue un problema, por lo tanto, su principal fuente de abasto es la lluvia que anteriomente llenaba los cinco lagos que la rodeaban, indica el doctor y profesor en Historia de la Facultad de Estudios Superiores (FES) Acatlán, y del Tecnológico de Monterrey, Javier Torres Medina.
Tras la llegada de los españoles a México se buscó la manera de desahogar la capital, lucha que comenzó desde el siglo 17 y concluyó en el Porfiriato, con acciones como la destrucción de los acueductos, la creación del Tajo de Nochistongo en Huehuetoca, y la construcción del drenaje profundo, explica.
Sin embargo, esas acciones trajeron daños colaterales como la contaminación del agua de lluvia con líquidos residuales, el hundimiento de la Ciudad de México, el cual es de 40 centímetros al año, así como la latente amenaza de que la gran metrópolis se quede sin agua para abastecer a más de 21 millones de habitantes.
La escasez de agua potable es similar a la que otras ciudades enfrentan, muchas de éstas ubicadas en África, de la cual la más sonada fue Ciudad del Cabo, lugar que sufrió la amenaza del “Día Cero”, donde se planeaba cerrar la mayoría de tuberías de las casas para que cada habitante acudiera a diversas fuentes para recolectar el recurso.
Dicha situación fue la más grave en el Sur de África; sin embargo, no es la única ciudad que vive con limitaciones de agua y corre el riesgo de sufrir un día cero, comenta el director ejecutivo de la campaña sin fines de lucro “Water Shortage South Africa”, Benoît Le Roy.
Metrópolis como Johannesburgo, que por décadas sufrió la sobreexplotación de las compañías mineras, necesita introducir agua de diferentes fuentes, demanda similar a la de la capital mexicana, situación que va en aumento por el crecimiento de la población y la industria, lo que también repercute en la contaminación y en el cambio climático, factores que afectan los cuerpos de agua.
Benoît Le Roy explica que aunado a encontrarse con un suministro de agua que cada vez se reduce más, esta distribución no es equitativa, lo cual amenaza principalmente a las familias de escasos recursos.
Además del suministro de agua para consumo humano, en algunos casos las autoridades también se olvidan de otras formas de vida, como la flora y fauna, las cuales se ven también se ven amenazadas por esta escasez, y que, de desaparecer o disminuir algunas especies, esas pérdidas significarían una crisis por sí solas.
En diferentes ciudades que enfrentan esta situación, comenta Le Roy, la población sigue teniendo un límite de agua para su uso personal. En Ciudad del Cabo es de 50 litros por persona al día, y quien sobrepase este límite recibe multas o penalidades, o incluso algunos hogares tienen un sistema que apaga el suministro de agua una vez que se llega a la cuota.
El enfrentar una situación de esta índole, exhibe que la población ya tiene conciencia sobre el uso del líquido; sin embargo, no todos son responsables y continúan existiendo medidas drásticas para reducir el consumo de agua en sectores donde no ha sido posible.
En opinión del especialista Torres Villarreal, en la Ciudad de México lo primero que se debe trabajar es en evitar fugas en las redes de distribución, e impulsar una concientización entre la población, así como promover el uso de lavadoras e inodoros que utilicen menos cantidad, así como usar el agua de lluvia para jardines, lavar lozas o cualquier otra actividad que no requiera del recurso potable.