Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
Hoy, al entrar al segundo viernes del régimen de la 4ta Transformación, los conflictos y confrontaciones son el pan de todos los días en la agenda del Gobierno de Andrés Manuel López Obrador.
Mi perspicaz abuela, Doña Carmelita, lo hubiera simplificado con un, “andan como perros y gatos”.
Los pleitos en la estructura del poder y la vida pública están en todos los niveles y áreas.
Sigue a todo lo que da el choque entre Andrés Manuel López Obrador y sus fracciones parlamentarias mayoritarias en San Lázaro y el Senado -comandadas por Mario Delgado y Ricardo Monreal respectivamente-, contra ministros, magistrados y jueces del Poder Judicial.
Los tenedores de bonos –es decir, los inversionistas- del Nuevo Aeropuerto internacional de la Ciudad de México rechazan de nuevo la oferta de Carlos Urzúa, secretario de Hacienda de AMLO, para evitar la judicialización internacional del caso y amenazan con persistir hasta “doblar” al Gobierno mexicano.
Ante la supuesta cancelación de la Reforma Educativa por parte del tabasqueño, los 12 gobernadores del PAN se encierran con Marko Cortes dirigente nacional del blanquiazul y advierten que “analizan” regresarle al Gobierno Federal la estructura y el servicio de educación en todos sus niveles.
Adicionalmente corre entre ellos el malestar por el trato de rechazo expresado por Andrés Manuel López Obrador hacia la ratificación del triunfo de Martha Erika Alonso como gobernadora de Puebla y la amenaza latente de que su excontendiente, Miguel Barbosa, pase a ser designado por AMLO como su super-delegado en la entidad.
“Eso sería simple y llanamente un acto de venganza artera imposible de tolerar”; indicaron los mandatarios panistas.
“La gobernadora no está sola, y si López Obrador piensa que puede someterla con una acción vil como esa, nos va a obligar a responder en conjunto. A romper con su gobierno. Todos, en bloque… y hay varios gobernadores del PRI que tampoco están de acuerdo con esto”, advirtieron.
Y para completar el cuadro del desacuerdo, la oposición formada por legisladores del PAN, PRI, PRD, MC y Verde, terminaron por salirse ayer del Pleno luego de que la cúpula de Morena presidida por Ricardo Monreal, intentó sustituir mediante un albazo al perredista mexiquense Juan Zepeda por la morenista morelense Lucía Virginia Meza Guzmán, en la Comisión de Justicia del Senado.
El intento derivó en un ríspido debate de casi 4 horas durante las cuales hubo desde llamados a la negociación y la cordura, hasta amenazas y cuestionamientos de todo tipo, personales y políticos.
Al final, los priístas, panistas, perredistas, de Movimiento Ciudadano y del Verde, abandonaron el pleno y dejaron sólos a los de la alianza de AMLO: Morena, PT y Pes.
Detrás del conflicto está el intento de Ricardo Monreal por recuperar el predominio de su grupo y alianza en la integración de la Comisión de Justicia que hoy está compuesta por 15 senadores: 6 de Morena, 3 del PAN, 2 del PRI, 2 PRD, 1 MC y 1 de PT.
Esta integración daba para la alianza de AMLO 7 senadores frente a 8 de la oposición.
Una vez que echaron fuera a Juan Zepeda, senador del PRD, para colocar en su lugar Lucía Virginia Meza Guzmán, de Morena, la alianza pejista quedaba arriba con 8 senadores frente a 7 de la oposición.
Este movimiento es esencial para tramitar la designación del nuevo ministro de la Suprema Corte que deberá ocupar la vacante que dejó José Ramón Cossio al cumplir su encargo.
López Obrador envió una terna formada por Loretta Ortíz, Celia Maya García y Juan Luis González Alcántara Carrancá para que el Senado designe al nuevo ministro.
Pero la intención de Monreal y su fracción y aliados es la de designar al nuevo ministro lo más pronto posible, para que este intervenga en la elección del nuevo presidente de la Suprema Corte prevista para estos días, antes de que los ministros se vayan el próximo viernes de vacaciones.
Hoy, para ocupar la presidencia de la Suprema Corte que dejará Luis María Aguilar Morales vacante por terminar su período, se han inscrito los ministros Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, Jorge Mario Pardo Rebolledo, Alberto Pérez Dayán y Arturo Zaldivar Lelo de Larrea.
En los pasillos de la Suprema Corte y del Congreso se habla de que a AMLO le encantaría que quedara Arturo Zaldivar Lelo de Larrea, un ministro más cercano a los postulados del tabasqueño.
De ahí todo el pleito de ayer en el Senado.
RECRIMINACIONES
En este contexto el presidente López Obrador cumplió con su promesa de asistir al último informe del presidente de la Suprema Corte, Luis María Aguilar Morales, de quien en días anteriores dijo reiteradamente que ganaba casi como Donald Trump y a quien le exigió descolgar todos los cuadros de Benito Juárez por no cumplir lo que decía el benemérito de que los servidores públicos debían vivir en la justa medianía.
Evidentemente irritado con el mandatario, el presidente de la Suprema Corte no pudo sustraerse de emitir su enojo ante AMLO quien simplemente no se dio por aludido.
Y es que el ministro presidente de la SC Luis María Aguilar se fue por otro lado. Lo que hizo fue advertir que “si un juez no goza de independencia, deja de ser juez”.
Pero López Obrador no ha señalado lo contrario, sino que ha criticado los altos salarios no su actuación judicial.
Perdido en otro debate, el presidente de la Corte continuó:
“Para el ejercicio digno de nuestra profesión, lo primero a defender es nuestra independencia real y absoluta.
«Sólo así desempeñaremos adecuadamente la elevada responsabilidad de cumplir y hacer cumplir la Constitución…
«Mi convicción es que si un juez no goza de condiciones de independencia, deja de ser juez para convertirse en mandatario de alguien…
«Concomitantemente, no puede tolerarse el menor acto de corrupción y debe ser combatido con la máxima severidad establecida en la ley», indicó.
Al final y a pesar de tenerlo ahí, frente a él, el ministro Aguilar Morales no dijo nada que aludiera a las críticas que el Presidente de México les ha hecho a los ministros.
RESCATADO POR AMBULANTES
Sonriente, López Obrador felicitó y se despidió de los ministros y emprendió el regreso a pie a sus oficinas en Palacio Nacional que se encuentra al otro lado de la calle de Corregidora.
Esperado por la muchedumbre, su guardia de apenas 3 ayudantes fue rápidamente rebasada por los ciudadanos y periodistas que rodearon a AMLO hasta impedirle caminar.
Al ver la escena, los ambulantes de Corregidora se organizaron de inmediato y fueron al rescate del Persidente a quien le organizaron una valla que le permitió llegar a Palacio.
Una muestra más de la vulnerabilidad e inseguridad en que se mueve el tabasqueño.
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