27 de December de 2024
Un debate perdido
Opinión Principal

Un debate perdido

Mar 12, 2018

Análisis a Fondo

Francisco Gómez Maza

  • José Antonio Meade K. ya perdió aunque “gane”
  • Denle una oportunidad a la democracia verdadera

El señor Midi ya perdió aunque “gane” por obra y gracia del tradicional fraude electoral que practican los gobiernos priistas desde siempre. Retó a los candidatos Ricardo Anaya (del PAN, el partido del candidato priista) y Andrés Manuel López Obrador. Pero lo que debe ponerlo a pensar es que, en este tramo de la historia, al aceptar ser el candidato del presidente Peña, perdió toda posibilidad de ser legítimo,

Es posible que al representante de Morena no le reconozcan el triunfo, por órdenes de Washington, y de los potentados de Wall Street, pero los mexicanos soportarán a un presidente fraudulento, producto de la magia de los manipuladores del PREP.

Nomás que la advertencia del tabasqueño de que, si hay fraude, él no detendrá a la gente engañada. Y entonces entraremos los mexicanos en un tobogán que no sabemos a dónde podría llevar en su despeñadero. Y nadie que se aprecie de cuerdo quiere que a México, presa de la debacle económica y social por culpa de la sinrazón de los actuales gobernantes.

Diría que es tiempo que los poderosos se despojen de la avaricia del poder y que le den una oportunidad a una más verdadera democracia representativa.

Denle la oportunidad al triunfador legal y legítimo. No es, como acusan quienes temen perder sus privilegios, el ogro antidemocrático, populista, aunque estoy con Joseph Stiglitz, economista de gran autoridad académica y moral, quien dice que el populismo no es malo cuando resuelve las gravísimas carencias de los olvidados, asunto que no han podido lograr, ni les interesa, los gobiernos neoliberales, para quienes la política es sinónimo de negocio fácil y enriquecimiento personal.

Este domingo 11 de marzo comenzó el registro de los candidatos ante el órgano jurisdiccional organizador del proceso electoral y de las elecciones. Lo hizo el representante del PAN (con el apoyo de un PRD muy disminuido y del chiquillo Movimiento Ciudadano), Ricardo Anaya Cortés, satanizado por los cuadros priistas como lavador de dinero. Lo bueno que en la politiquería nada es creíble. El debate es guerra sucia; las relaciones de confrontación son un estercolero. Ya sabemos que los priistas denostan al panista, denostan al morenista, porque no les queda más que usar su derecho de pataleo. Su candidato no prende, como dicen los políticos de los candidatos mediocres. Los que lo quieren son pagados. La loza que carga es pesadísima.

Obviamente que Midi, con toda su “sabiduría” de economicista, no tiene autoridad moral para convocar a debate al par de opositores.  Su invitación no prosperó. Y ni decir que Anaya Cortés o López Obrador sean cobardes. Es que están convencidos de que debatir con Midi es perder el tiempo. Se reservan para los “debates” de rigor a los que los convocará el INE.

Qué proceso tan revelador. Para mí que López Obrador lleva la mano, muy alejado de Anaya y Midi, no por los votos a su favor, que obviamente son millones, sino por los votos de castigo al PRI de Peña Nieto, quien ha alimentado un clamor general de descontento social, de rabia en su contra y en contra del priismo. Por una escalada de precios de los combustibles y, sobre todo por una bárbara explosión de corrupción durante el sexenio que está por terminar. Y López Obrador va en caballo de hacienda, de tal modo que, si las elecciones fueran verdadera praxis democrática, estaría cruzándose la banda tricolor el venidero primero de diciembre.

Pero… Por supuesto que no le reconocerán el triunfo. Es que no pueden reconocérselo porque quien manda aquí no es el PRI sino la casta militar y los militares odian al tabasqueño. Y los poderosos del Imperio tampoco permitirán que el morenista asuma la presidencia y no porque vaya a convertir a México en otra Venezuela (que ya con ser México es suficientemente más conflictivo que la nación bolivariana). No se lo reconocerán, coincidió conmigo mi colega Paco Rodríguez.

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