Universitarios mexicanos investigan pérdida en la población de abejas
CIUDAD DE MÉXICO, 16 de junio, (CDMX MAGACÍN / CÍRCULO DIGITAL).- Investigadores de la Escuela Nacional de Estudios Superiores de Morelia y la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) suman esfuerzos para estudiar las causas que han propiciado el declive en la población de abejas a nivel mundial.
La labor forma parte de la Iniciativa Global para la Salud de las Abejas Melíferas, ya que este insecto es responsable de la polinización de muchas de las especies de plantas con flor, y de cuyo proceso dependen 75 por ciento de las frutas y verduras que consumimos.
Al encabezar el proyecto, el encargado del Laboratorio Nacional de Análisis y Síntesis Ecológica de la UNAM, Mauricio Quesada Avendaño, explicó que se pretende saber el número de abejas que salen y regresan a la colmena.
Asimismo, determinar cuáles son sus enemigos naturales, (entre los que se encuentran ácaros, bacterias, virus y escarabajos), “de qué recursos florales dependen y algunos aspectos genéticos que desconocemos”, abundó.
El también responsable del Laboratorio Nacional de Análisis y Síntesis Ecológica, de la UNAM, explicó que los universitarios buscan financiamiento de fundaciones interesadas y de la Secretaría de Agricultura para analizar estos fenómenos a nivel nacional.
“Estudiar a esos insectos con los microsensores, desarrollados en Australia, es parte de un proyecto global”, informó.
Además se hará un seguimiento del grupo de abejas africanizadas, mezcla de abejas europeas y africanas, que tuvieron un importante crecimiento durante la década de los 80 en territorio de Norteamérica.
“Queremos conocer su ancestría y qué tan antiguas y resistentes son; después pretendemos ligar ese origen a su comportamiento actual y al declive de poblaciones nativas”, dijo Quesada Avendaño.
Para completar la información genética de estos insectos, la Iniciativa Global para la Salud de las Abejas Melíferas ha puesto en marcha un proyecto que consiste en colocar microsensores milimétricos en el tórax de ciertas poblaciones para estudiar su comportamiento en las colmenas.
Estos aparatos miden dos milímetros cuadrados y pesan cinco miligramos; se pegan en el tórax de cada abeja, pero no afectan sus actividades, porque un ejemplar puede pesar entre 100 y 110 miligramos y transportar hasta una carga semejante a su peso.
“Se usan para darles seguimiento y hacer un análisis de su actividad a lo largo del día y durante toda su vida, además de observar el comportamiento en la colmena, si van a otras colmenas o si las vigilan. Vamos a cruzar el comportamiento con la información genética”, resaltó.
Este proyecto del Laboratorio Nacional de Análisis y Síntesis Ecológica tiene financiamiento de la UNAM, del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) y la Universidad Autónoma de Guerrero.