Urgente, contrato colectivo de trabajo en futbol mexicano
+Similar al de la MLS de Estados Unidos
+Claudio Suárez, se pensionó en el balompié de EU, luego de jugar cuatro años
+Hace 50 años reciben trato de “esclavos” en la Liga MX
Balón Cuadrado
Jesus Yáñez Orozco
En México, hace 50 años, los futbolistas son esclavos del balón. Como en ninguna otra parte del planeta. Así ha sido históricamente, gracias a prácticas inconstitucionales –violatorias del derecho al trabajo–. Reciben, literal, trato de animales: los venden, ceden o intercambian sin su consentimiento.
Valen por sus piernas. Nunca por lo que piensan, sienten o anhelan.
Son cero a la izquierda.
Cada seis meses, a la sombra del balón, hay compraventa de seres humanos. En el mercado de piernas –fichajes–, dirigentes de la liga local realizan un régimen de transferencias –el eufemístico draft– en el que los dueños y directivos deciden el destino de sus jugadores al amparo del inefable Pacto de Caballeros.
Para no comprometer sus carreras, éstos deportistas se han mantenido en silencio. Rumian su incordio. Sólo así sobreviven en un mar infestado de tiburones: dueños de equipos, directivos, federativos, promotores, entrenadores y periodistas… políticos.
Nadie se rebela a la suave dictadura.
Aunque, por fortuna, hay excepciones en este infierno futbolero.
Conscientes que nada tienen qué temer, pocos ex jugadores osan desafiar ese poder omnímodo de los capos del balompié mexicano. Literal, delincuentes de cuello blanco al amparo del poder hace décadas.
Hérculez Gómez, 36 años de edad, en días pasados, casi ateo el balón, exhibió el cadáver insepulto que simboliza el futbol hace casi medio siglo. Este hercúleo –por sus palabras– ex jugador es un caso emblemático que hace que sus palabras cobren más peso:
Jugó en 16 equipos profesionales de México y Estados Unidos, ex seleccionado de EU y comentarista televisivo.
Denunció que la ausencia de los líderes de los Ratones Verdes, que participaron en el mundial de Rusia 2018 –una especie de tersa represión empresarial– es por apoyar la creación de la Asociación de Futbolistas de México (AFM) y exigir un pago a los jugadores del Tri por la jugosa publicidad.
Ninguno de ellos fue convocado a los cuatro partidos amistosos celebrados entre septiembre y octubre. Mañana martes, 16 de octubre, será el último contra Chile.
Es un curioso mecanismo autoritario, similar al que se hizo el 1971, cuando fue creado el primer Sindicato de Futbolistas ante la Secretaría del Trabajo. Estaba encabezado por jugadores de la Ciudad de México y Guadalajara: Carlos Albert y Antonio Mota (Necaxa); Gamaliel Ramírez (Atlas) y Gregorio Villalobos, Javier Valdivia y Arturo “Curita” Chaires (Chivas), entre otros.
Entonces, Guillermo Cañedo de la Bárcena, ex presidente de la Federación Mexicana de Futbol, y brazo derecho de la dinastía Azcárraga, propietaria de América y Televisa, se encargó de sepultar el movimiento, en connivencia con los demás zares del balón.
Sus líderes cayeron, poco a poco, como fichas de dominó: Se quedaron sin trabajo.
Aquella historia se repite.
Ahora el presidente de la Femexfut es Yon de Luisa, empleado –como Cañedo– de Televisa.
Nada es fruto de la casualidad.
Aún están latentes las palabras de Hugo Sánchez. En 1993, recién desempacado del futbol español, con cinco títulos de goleo en sus botines, amenazó con “movilizar a todo México” para erradicar el draft, creado en 1990, y acabar con el trato de “esclavos” que recibían sus compañeros del balón.
Nada hizo.
Una postura similar tuvo Cuauhtémoc Blanco Bravo, último ídolo del balompié nacional. Ahora es flamante gobernador electo en el estado de Morelos bajo los colores de Morena.
Gómez habló de una “explotación bárbara” de los Ratones Verdes, por más que los jugadores sean bien remunerados. Lo futbolístico es una cosa y, otra, el uso de la imagen.
En Estados Unidos, contrastó, un patrocinador paga a la federación y aparte al jugador.
Acá la Femexfut se queda con “todas las canicas” –como se dice popularmente– y a los “rebeldes” los tacha de “divos”, “villanos”: traidores a la patria, porque rechazan vestir el uniforme nacional –que explota la iniciativa privada– o cuestionan el trato discriminatorio que reciben.
“Es una clara táctica corporativa para dividir. No es nada nuevo, pero todo esto va a terminar hasta que alcen la voz…”, opinó Gómez.
La Femexfut, en el aspecto laboral, está a 100 años luz de una MLS que rubrica y cumple un envidiable contrato colectivo de trabajo con sus futbolistas.
Por ejemplo, El Emperador, Claudio Suárez, con récord de partidos jugados en el Tri, 178. Militó en Chivas, Pumas y tigres. Bastó con jugar cuatro años ininterrumpidos en la MLS para obtener su pensión.
Eso, ni en sueños en México.
De inicio, en la primer convocatoria del Tuca, se aseguraba que la ausencia del Tri de Javier Hernández, Andrés Guardado, Miguel Layún, Carlos Vela y Héctor Moreno, era por la nueva perspectiva que tenía la Femexfut en su intención de renovar al equipo.
Hasta el mismo técnico interino, Ricardo Ferretti, había lanzado la señal de dar paso a las nuevas generaciones, aunque según versiones de prensa fue impuesta la lista por la Femexfut:
“Ya no llamaré a ‘Chicharito’ porque no llegará al próximo Mundial”.
Mas la verdad parece salir a flote.
La no convocatoria de estos jugadores, considerados “líderes” del Tricolor, tiene más trasfondo.
Así lo ve Hérculez Gómez.
Para él está claro: esta medida es una “venganza” porque estos jugadores “osaron” desafiar a la FMF con la creación de la AMF, además de exigir una mejor participación económica en sus apariciones comerciales.
(El balompié mexicano es atípico en el mundo. No tiene sindicato que defienda derechos laborales de jugadores)
“Todo está siendo maquinado por eso”, lanza Hérculez.
E ilumina la sombra de la duda:
“Qué casualidad que la nota –el boicot de estos futbolistas al Tricolor– salió de una empresa –Univisión principal aliada de Televisa en Estados Unidos– que está muy involucrada con la Selección, y qué casualidad que la Federación no la desmintió.”
Lamenta:
“Han dejado a los jugadores solos”.
La presentación de la Asociación de Futbolistas de México A.C., estuvo liderada por aquellos jugadores que, además de asistir al primer acto oficial, apoyaron a la distancia las iniciativas que surgieron sobre desaparecer el inconstitucional –que inhibe el derecho al trabajo– Pacto de Caballeros.
Llegaron al extremo de amenazar con no presentarse a la última concentración previa a la pasada Copa del Mundo, si este acuerdo bajo la mesa, no se derogaba…
Sigue Gómez:
“Eso es evidente, desde la jornada 8 –del torneo pasado– los seleccionados que dieron la cara para eliminar el Pacto de Caballeros estaban marcados. Ellos alzan la voz y los tienes de inmediato en la lista negra, además de exigir premios justos a nivel Mundial”.
Otro tema álgido bajo el mismo contexto, es la cuestión del uso de imagen en las temas comerciales.
“Los compañeros de la Liga MX, no manejan el marketing que manejan los europeos. Aquí los explotan para hacer promociones de una manera nunca antes vista”, explica el comentarista.
Por esa razón es que “urge” un contacto entre Liga y FMF para “hacer un contrato colectivo y así todos ganar”, sugiere.
Pero lamenta:
“Parece que los jugadores no se han dado cuenta”.
Agrega:
En estos juegos pos mundial ruso, reflexiona, parece que no importa quiénes están convocados.
“Pero para el próximo año, ahí va a decir SUM (Soccer United Marketing, la empresa que maneja los juegos del Tricolor en los Estados Unidos): ‘¿dónde está mi ‘Chicharito’? ¿Dónde está mi Vela?, ¿dónde mi Layún? .. Yo los quiero porque son los que meten gente a los estadios, son los que hacen firmar los contratos con los patrocinadores’”.
Hérculez Gómez, en su carrera como futbolista, jugó en seis equipos de la Liga MX, en seis de la MLS y con cuatro en divisiones menores, sabe de qué lado masca la iguana en ambas competencias…
“La MLS, por más que le falta acercarse en la deportivo y en selecciones, está muy por encima en el trato al jugador –comparado con México. Existe una negociación, con contrato colectivo de trabajo que es justo. Nadie exige de más ni de menos.”
Por experiencia propia, agrega Hérculez, “eres un trabajador. Más allá de estar en la selección y si alguien habla pues los debes dejar hablar. Nosotros como sociedad no podemos dejar que esto suceda: que una corporación explote de esta manera a sus trabajadores, más allá de que estos ganen mucho o porque siempre ha sido así”.
Recuerda que cuando jugaba como seleccionado de Estados Unidos, todo estaba claro.
“Si había que hacer algo con un patrocinador, éste le pagaba a la Federación y también al jugador… Aquí es una explotación bárbara. Miguel Herrera –ex técnico del Tri, ahora con América– es la muestra más fehaciente. ¡Lo explotaron en todo! claro, como Miguel es una máquina de hacer dinero, y a los jugadores los quieren explotar igual”.
Lamentablemente, reconoció, “y en estos me incluyo, siempre hablamos cuando estamos afuera, cuando estamos dentro no actuamos igual. Los Hugo (Sánchez), Luis (García), Cuauhtémoc (Blanco) quizá levantaron la voz pero no a este nivel”.
Álvaro Ortíz, exjugador y fundador de la AMF, el 7 de octubre de 2017, cuando se constituyeron en gremio.
“Queremos que se respeten nuestros derechos y que se escuche la voz del futbolista.”
Aquella tarde, al sur de la Ciudad de México, las principales figuras del Tri se presentaron y formalizaron su agrupación. Se trató de la unión de ocho mil jugadores, desde seleccionados nacionales hasta la liga femenina, que buscaban entablar un diálogo con las autoridades de su deporte para exponer los problemas.
Hercúleas palabras importan poco.
Mientras tanto, serán Ratones Verdes hasta que quieran.