Concluidas las elecciones del 5 de junio, con resultados que rediseñaron los equilibrios del poder real en México, con los cuales el PAN cuenta hoy con 11 gobernadores y el PRI con 15, inició la contienda presidencial del 2018 con baraja nueva de aspirantes: Ricardo Anaya y Aurelio Nuño.
Y define de paso las posibles candidaturas presidenciales del PAN y del PRI frente a la tercera postulación de Andrés Manuel López Obrador, quien se verá como un anciano necio e inconsecuente, ajeno a modernidad y futuro, al lado de loquesin duda podrían representar Anaya y Nuño.
Ni que decir que los resultados del domingo 5 de este mes sacudieron todo el tablero de los precandidatos.
El resultado de 7 panistas por 5 priístas no sólo hirió grave y políticamente a Manlio Fabio Beltrones y al presidente Enrique Peña Nieto, al Sistema mismo, sino también desbancó a los punteros en ambos partidos.
Se ve muy difícil que el electorado que se mostró en los pasados comicios pudiera aceptar a personajes como Miguel Ángel Osorio Chong, Luis Videgaray, Rafael Moreno Valle o la estereotipada de Margarita Zavala.
El voto del enojo social, el de la irritación y el malestar ciudadano reclama contendientes jóvenes, alejados lo más posible de los viejos usos políticos, y por supuesto ajenos al discurso acartonado con aroma de pasado.
Esa parte del mensaje del voto de castigo del domingo 5 de este junio, ha sido leído por quienes lo han tenido que leer y, al menos Ricardo Anaya, ya comenzó a actuar y a hablar no como presidente del PAN, sino como firme precandidato presidencial blanquiazul al 2018.
Como en política nada es casual, en la contraparte, la del gobierno de Enrique Peña Nieto y el PRI, el empoderamiento y la aparición pública de Aurelio Nuño se reforzó con las aprehensiones de los dirigentes de la 22 de la CNTE oaxaqueña, y con los desalojos de sus contingentes en varios puntos.
La confrontación que viene con las dirigencias y contingentes de la CNTE en Guerrero, Chiapas y Michoacán como reacción a las aprehensiones de Rubén Núñez y Francisco Villalobos, le ganarán sin duda a Nuño amplias simpatías ciudadanas en todo el país y apoyos de las clases medias y empresariales.
Insisto: como en política nada es casual, es ya evidente que Peña Nieto, su equipo y operadores han comenzado a administrar el conflicto magisterial para empoderar a Aurelio Nuño, quien ya se quitó la corbata y se arremangó la camisa para aparecer todos los días, como un político joven, fresco, atractivo sobre todo para las mujeres -el método está por demás probado-, en la mañana, tarde y noche en todos los medios para exponer sus puntos de vista y lanzarse directo no sólo contra las dirigencias de la CNTE sino contra su aliado Andrés Manuel López Obrador.
Hay quienes creen que eso se hace para posicionarlo con miras a la renovación de poderes en el Estado de México. Creo que no va por ahí. Núño no es funcionario estatal, sino del más alto nivel federal. Va para otra cosa.
Y esa cosa, no hay duda, son Los Pinos en el 2018.
Los elementos están ahí, frente a todos nosotros: un electorado absolutamente distinto del de las últimas 3 o 4 elecciones, un electorado que ya aprendió a votar y en el cual predominan ya los jóvenes twitteros, feisbuqueros y usuarios de redes sociales lo que les permite monitorearse en tiempo real de norte a sur y de este a oeste.
Un electorado que vota en forma diferenciada y sin duda en forma razonada.
Pero sobre todo un electorado que dio su voto malhumorado e irritado contra la corrupción, la impunidad y la falta de transparencia no a esa opción chavista que representa Andrés Manuel López Obrador y su partido Morena, sino a un viejo conocido que es el PAN dirigido por un líder joven de nombre Ricardo Anaya.
Un político que en forma irreverente pero firme arremete en TV en horario estelar contra el presidente del partido en el poder, el sonorense Manlio Fabio Beltrones, a quien colocad contra la pared.
Un dirigente que ya habla como candidato y que ya tiene hasta 4 propuestas rectoras para su campaña hacia Los Pinos en el 2018:
“El primero, hacer gobiernos verdaderamente transparentes, de combate a la corrupción; (donde) todos harán pública su 3de3. Vamos a adaptar el Sistema Nacional Anticorrupción en todos los estados en donde gobernemos.
“Segundo, vamos a ser gobiernos humanistas, que respeten los derechos humanos y las libertades de la gente.
“Tercero, pondremos el acento, el énfasis en dos temas que hoy son centrales para la gente: el crecimiento económico y recuperar la paz y la tranquilidad.
“Y, finalmente, van a ver ustedes a un PAN solidario, a un PAN verdaderamente comprometido con los más pobres, con quienes menos tienen, con quienes más han esperado”.
De entrada, y de aquí al inicio de la campaña por la Presidencia de la República dentro de 2 años, dijo, “estaremos muy cerca de nuestros gobernadores (que serán 11 de los 32 que hay en el país), los vamos a acompañar en este proceso y vamos a poner lo que al Comité Nacional (del PAN) le corresponda para asegurarnos de que estas victorias se conviertan en auténticos gobiernos democráticos, de resultados, que resuelvan los problemas de la gente y que estén a la altura de la expectativa de cambio de todas y todos los ciudadanos que el 5 de junio salieron a votar.
Anaya, quien ayer visitó a su fracción en San Lázaro, afirmó:
“… nosotros tenemos claro cuál fue el mensaje que nos enviaron los ciudadanos el pasado 5 de junio. El mensaje central es que los ciudadanos hoy exigen como nunca un combate frontal a la corrupción”.
Por eso, dijo, en este periodo extraordinario el PAN buscará aprobar un Sistema Nacional Anticorrupción robusto e integral, en el cual haya una fiscalía verdaderamente autónoma, independiente, cuyo titular no tenga compromiso alguno con los partidos políticos.
Y como si ya anduviera en campaña, agregó:
“Queremos que se revisen a fondo todos los casos de corrupción –y lo digo con claridad— caiga quien caiga, sin importar el partido político en el que milite”.
Evidentemente que hablaba de los casos de Javier Duarte el gobernador saliente de Veracruz y de César Duarte, el saliente de Chihuahua, pero también del exgobernador panista Guillermo Padrés, quien es investigado por su actuación en Sonora.
No dudó en señalar que se vive “un momento histórico para el país” en el cual, afirmó, el PAN no va a fallar.
Y agregó:
“Tenemos una oportunidad histórica de dar buenos resultados, de cumplir lo que se ofreció en campaña, de hacer gobiernos verdaderamente transparentes, de combatir la corrupción a fondo si así actuamos en estos 11 estados que vamos a gobernar, llegaremos en una condición absolutamente inmejorable para en 2018 ganar la Presidencia de la República.
“Y lo digo con claridad, no se trata solamente de ganar elecciones, se trata de hacer buenos gobiernos, queremos ganar en 2018 para darle a México un gobierno verdaderamente honrado y de resultados en beneficio de la gente.
“Aspiramos a gobernar para transformar al país, no simplemente para administrar la circunstancia”.
Si estos y los de Nuño no son pronunciamientos de campaña electoral, ¿pues qué son?
No faltará mucho para saberlo. Hace algunos días Santiago Creel, secretario de Elecciones del PAN, ex precandidato presidencial, exsecretario de Gobernación decía que, dados los tiempos adelantados de la sucesión de Enrique Peña Nieto, él estaba convencido que a fines de este año el PRI y el PAN, más sus aliados, deberían de tener ya candidatos definidos rumbo a la presidencial de 2018.
Lo que estamos viendo con Nuño y Anaya sin duda forma parte de este juego.