Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
Hay la versión de que, ante la pasividad del senador Ricardo Urzúa Rivera frente a la efervescente contienda por la gubernatura de Puebla, el coordinador de los senadores del PRI, Emilio Gamboa, le llamó y le preguntó si en verdad él no quería participar en ese proceso.
Ingeniero de profesión, empresario por vocación, y político por pasión, Urzúa le respondió que consideraba que su análisis del caso le decía que no tendría posibilidad de avanzar una candidatura dentro del conjunto de aspirantes del PRI a ese cargo.
El senador le dijo a su Jefe Político que enfrente tenía al menos a dos muy aguerridos aspirantes:
– A Enrique Doger actual delegado del IMSS, pero con una corta carrera de alcalde de Puebla, diputado federal y actual delegado del IMSS en la que había mostrado una actitud rebelde y belicosa a decisiones internas del PRI que no lo beneficiaban;
– Y en esa misma línea a Juan Carlos Lastiri, exdiputado local y federal, exdirigente del PRI en Puebla y actual subsecretario de Sedatu.
Urzúa le dijo a Gamboa que además en esa contienda y también por el PRI estaban la senadora y ahora embajadora Blanca Alcalá y el presidente de la Comisión de Presupuesto de la Cámara de Diputados, Jorge Estefan, quienes tendrían mayores méritos para obtener esa candidatura.
La conversación fue larga. Gamboa expuso elementos centrales: dijo que todo indicaba que este era el momento en que se podía rescatar a Puebla para el PRI.
Existe, le dijo, la necesidad de hacerlo porque ese estado no sólo representa un enorme polo de desarrollo industrial y del conocimiento –el estado cuenta con más de 100 universidades y grandes centros de educación superior del más alto nivel-, sino que es la quinta entidad emisora de votos.
Geográficamente es la puerta del sureste mexicano.
Pero sobre todo Gamboa cree que Urzúa puede y debe ser quien encabece ese rescate.
Los hechos indican que la gestión de Rafael Moreno Valle dejó un estado agraviado, a una clase empresarial e industrial traicionada, un campesinado empobrecido en todos los sentidos, una sociedad disminuida en servicios esenciales -el de la salud es un ejemplo extremo-, y una deuda que pasó de 8 mil millones a 66 mil millones de pesos en apenas 6 años.
El aumento de la inseguridad, en especial los feminicidios aunados a toda la conflictiva situación derivada de los huachicoleros, es otro aspecto de la creciente irritación de los poblanos.
Y encima de todo lo anterior está el hecho de que Moreno Valle impuso, a golpe de compra de votos y de represión política, a un gobernador, a Tony Gali, al que le sembró más de la mitad de su gabinete para continuar operando a Puebla como su caja chica de campaña presidencial.
Porque Moreno Valle quiere ser Presidente de México.
A Gali, el exgobernador le dio oportunidad de participar en la gubernatura de dos años, con la mira de colocar ahora a su esposa, Martha Erika Alonso para la gubernatura de 6 años.
La esposa y precandidata del PAN a la gubernatura de Puebla ha hecho lo suyo. Desde el cargo de secretaria general de Acción Nacional en el estado ha emprendido una operación de limpieza de contendientes y de críticos a través de una ola de despidos y de expulsiones.
Rafael Micalco, expersidente del PAN poblano indicó que la señora Alonso ya expulsó a 73 panistas por haber apoyado a la exsenadora Ana Teresa Aranda en su intento por ser candidata independiente a la gubernatura del estado.
Y ahora mismo tiene un proceso partidario abierto en contra de los exalcaldes: Eduardo Rivera Pérez y Juan Carlos Mondragón así como contra el exsenador Humberto Aguilar Coronado.
En el otro extremo, el de Morena, la imposición del senador Miguel Barbosa como “coordinador” de AMLO en el estado ha creado grandes inconformidades en una fuerza que apenas comenzaba a crecer.
EL PERFIL
En este contexto el PRI bien puede impulsar un candidato ganador, le dijo Gamboa.
Si bien Doger y Lastiri son muy conocidos dentro y fuera del estado, también es inocultable que cuentan con el mayor de negativos en el conjunto de aspirantes tricolores.
La embajadora Alcalá sabe que tiene una fuerte malquerencia de parte del exgobernador Mario Marín y su grupo, lo cual la podría llevar a un nuevo fracaso electoral.
Y Jorge Estefan, que es cuñado del gobernador José Antonio –Tony– Gali, en la pasada campaña electoral llegaron a la ofensa familiar. El tema envenena no sólo la relación política, sino la íntima y personal. El diputado Estefan sabe que si el PRI lo nomina su candidato, se encontrará con un Gali que puede llegar a usar cuestiones familiares que derivarían en algo impensable. Por ello prefiere pasar y esperar a que su amigo José Antonio Meade pudiera ser nominado candidato del PRI a Los Pinos, y quizá después colocarse en una posición dentro del sector financiero, que es lo suyo.
La suma de hechos deja una clara puerta abierta para que Urzúa busque en serio esa nominación.
Y no sería para perder. Detrás, obvio, cuenta con Emilio Gamboa y el apoyo expresado ya abiertamente por los líderes de los sectores del PRI, en especial por quienes son sus compañeros de cámara: de Arturo Zamora, líder de la CNOP; de Carlos Romero Dechamps, dirigente petrolero; de Joel Ayala, de la FTSSSE; Diva Hadamira Gastélum, lideresa del sector femenil.
Hoy con tal escenario, apoyo y circunstancia, el senador Urzúa ya trabaja en un proyecto de Gobierno. La seguridad y la salud, el empleo y el apoyo a empresarios y sectores populares están en la punta de este proyecto.
El reto es enorme. De participar, entrará en una elección en que por primera vez en Puebla se compite en una sola jornada por todo: gubernatura, diputaciones y alcaldías, por diputados federales y senadores y hasta por Presidente de la República.
En el estado hay 3.8 millones de votantes. Se espera acudan a las urnas entre un 60 a 70%. Por primera vez también será una contienda a tercios.
Sin unidad, dice, no se puede ir a nada. Por ello será importante lograr sentar a todos en una sola mesa. Hay que conciliar a los exgobernadores Mario Marín quien tiene fuerza en municipios; a Melquiades Morales que tiene también lo suyo y a Guillermo Jiménez Morales. El otro exgobernador priísta, Manuel Bartlett hoy batea del lado de Andrés Manuel.
Primero que nada habrá que unir en un solo objetivo a Doger, Lastiri, Blanca Alcalá y Estefan.
Ya hubo un primer encuentro hace meses a convocatoria del presidente del PRI Enrique Ochoa Reza y hace apenas 8 días en Puebla se juntaron todos en una comida con el mismo Ochoa Reza.
No es fácil dejar la pasión a un lado. Tampoco es imposible dominarla.
Es cosa de entender que Urzúa tiene muchísimos menos negativos que los demás. Que cuenta con carrera política suficiente. Y, bueno, el obvio apoyo de Los Pinos.
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