Por la Espiral
*Claudia Luna Palencia
La temporada de vacaciones estivales es una de las más placenteras del año, un relax para hacer un pequeño stop a medio camino, antes de iniciar la segunda ruta y prácticamente enfilarnos hacia la despedida de los últimos meses.
Ese alto en el camino nos ayuda a romper la rutina, despejar la mente y compartir ratos agradables rodeados por personas con las que guardamos sentimientos de cariño y afinidad porque viajar con alguien extraño o recientemente conocido es sumamente arriesgado, casi siempre termina en pleitos y sinsabores.
¿Quiere alguien dedicar su pequeño breve espacio de tiempo para viajar -y no obviar el dinero- en disgustos insondables? La respuesta por sí sola es negativa.
Y es que apenas pensamos en la palabra vacaciones y nuestro cerebro la asocia intrínsecamente con diversión, descansar, disfrutar, conocer lugares interesantes y fundamentalmente el nexo indiscutible con sol, arena y playa.
De acuerdo con la Organización Mundial del Turismo (OMT) con mayor frecuencia los jóvenes se suman al trasiego internacional son una oleada humana imparable trasunto de nuestros días donde hasta China, Nueva Zelanda o Australia han dejado de percibirse lejanísimas como destinos de interés.
Gracias a los datos condensados por el organismo internacional sabemos que los jóvenes gastan en promedio entre 1000 a 6000 dólares por viaje dependiendo claro está del poder adquistivo de cada uno; también que para 2020 se moverán tanto que reportarán casi 300 millones de dólares en beneficios para la aldea global.
Son una corriente motriz para continuar dinamizando a la llamada industria sin chimeneas es más influyen considerablemente en una cierta moda alternativa como reflejo de una transformación silenciosa en los usos, gustos y costumbres del viajero internacional.
No son únicamente los destinos gayfriendly diversas capitales van disputándose a codazo limpio ser el imán para el colectivo LGBT sea Barcelona, Ámsterdam, Río de Janeiro, San Francisco, Tel Aviv; todas se mueren de ganas por figurar en los blogs más influyentes para el Orgullo y contar con la venia de una recomendación para ser visitadas.
La otra demanda incipiente pero no menos relevante y que a futuro tendrá mucho potencial son los destinos ecofriendly y aquí la creatividad depende del ventanal de la imaginación: habitaciones-burbuja en medio del bosque; esferas-habitación submarinas ya hay hospedajes muy selectos inclusive en cuevas en Italia eso de rescatar vecindades para rehacerlas en hoteles boutique respetando el entorno va quedando en el pasado.
A propósito me parece puntual que el terrorismo no sea óbice para que la gente hoy por hoy siga viajando y pretendiendo hacerlo en el futuro inmediato. Ello revela en parte que el turista asume el riesgo pero no renuncia a desplazarse. Muy diferente respecto de cómo se comportó el turismo internacional tras el 11 de septiembre de 2001.
La OMT afirma que en 2015 las llegadas de turistas internacionales subieron un 4% y para este año las cifras son todavía más optimistas; una tesis que espero confirmar cuando el organismo difunda su barómetro anual: si bien la gente sigue viajando lo hace optando por desplazarse a otros destinos, por ejemplo, España está beneficiándose de un amplio conglomerado de viajeros que cambiaron sus vacaciones en Francia por España e Italia.
En América, México y Cuba, este año aumentó el interés de los europeos por visitar las costas aztecas aunque también hay quienes eligen las amplísimas y preciosas rutas culturales; mientras que la Cuba de los Castro es un imán con la supuesta apertura y sus relaciones amistosísimas con Estados Unidos. Vale la pena ver los vestigios castristas.
A COLACIÓN
De por si que viajar es caro lo es para quienes no tienen euros, ni yenes, ni libras ni coronas o dólares como acontece con los latinoamericanos harto presionados por el repunte del dólar respecto de las monedas emergentes.
Si a ello le añadimos el lado oscuro de ser turistas provocado por el engañife de algunas agencias de viajes que se pasan de listas; por el overbooking de las líneas aéreas, las repentinas huelgas en aviones y trenes justo en temporada alta, la atención sanitaria carísima en Estados Unidos (es mejor no enfermar durante el tiempo de la visita). Es decir, lo anhelado puede convertirse en un trago amargo significativo como la que viven 200 mexicanos varados en Madrid con boletos de cortesía para empleados de Aeroméxico. Les sucede cuando ya van de vuelta gastados y cansados…el ocio convertido en auténtica pesadilla.
@claudialunapale