Visitantes de todas las edades disfrutan ofrenda del Zócalo

CIUDAD DE MÉXICO, 02 de noviembre, (VIBRACIONES CAPITAL/CÍRCULO DIGITAL).—  La Plaza de la Constitución recibió este miércoles la visita de miles de personas que en este día de asueto aprovecharon para recorrer la ofrenda monumental, o algunos de los sitios históricos del primer cuadro de la ciudad.

Con disfraces de todo tipo, tanto parejas de adolescentes y adultos, como familias completas recorrieron la zona desde el cruce de Paseo de la Reforma y Avenida Hidalgo hasta su continuación en Juárez, donde se registró una permanente aglomeración peatonal.

Las estatuas vivientes, que por unas monedas acceden a tomarse una fotografía u ofrecen un papel de la suerte a los paseantes, forman parte del recorrido hacia el Zócalo capitalino, donde la ofrenda monumental consistió de trajineras, como las que hay en los canales de Xochimilco, que dividieron opiniones entre los asistentes.

Verónica Arriaga, un ama de casa que acudió en familia, expresó su disgusto porque el mayor atractivo de esta exposición se presenta en la noche, cuando a través de un sistema de iluminación se da el efecto de que las trajinaras efectivamente van sobre canales de agua.

«No se vale. Nosotros tenemos que regresarnos temprano porque vivimos lejos y mañana hay que madrugar para llevar a los chamacos a la escuela y ‘pus’ ver esas chalupas está bien, están bonitas, pero hubiéramos querido quedarnos al espectáculo que están anunciado».

Verónica vive en el municipio de Valle de Chalco Solidaridad, en el Estado de México, y por su condición social y económica, en días de asueto, puentes y temporadas vacacionales, su forma de divertirse consiste en visitar Chapultepec, el Centro Histórico, el zoológico de Aragón y, «contadas» veces acude a caminar sobre Paseo de la Reforma.

Comentó que ésta es su mejor distracción, para la cual se «arma», con toda su familia, con unos sandwiches o tortas y agua, para regresar a cenar a casa y volver a la rutina diaria de levantarse temprano, llevar a tres hijos a la escuela, hacer las labores de casa y planchar ropa por docena.

Marisol Chávez llegó a la Plaza de la Constitución con su novio Abel Vázquez. Ambos estudian la preparatoria y la falta de recursos y el ánimo por estar juntos los hizo decidirse a visitar el Centro Histórico de la ciudad y esperar a que oscurezca para presenciar el espectáculo de luces de las trajineras.

Ello, no sin antes pasar a degustar un par de tacos conocidos como de «canasta» o «sudados», con su respectivo refresco, que es para lo que les alcanza, tras reservar el dinero para sus pasajes.

En contraste, Margarita Quintanar tardó más en llegar al Centro Histórico que el tiempo en que hizo su recorrido, porque le molesta que haya tanta gente desde el cruce de avenida Juárez y Eje Central y su continuación Francisco I. Madero hasta llegar a la Plaza de la Constitución.

«Yo ya no estoy joven, esto es para los muchachos que se disfrazan, vienen a echar novio y hacer relajo. De por sí no quería venir, pero me convencieron y para venir a ver unas trajineras que no hacen nada, no tienen mayor chiste, ‘pus’ (sic) como que no vale la pena.

“Era mejor antes cuando se conocían las tradiciones y hasta repartían un pedazo de pan de muerto y cajitas de leche», dijo.

Para los niños, tanto las estatuas vivientes como la ofrenda de trajineras es motivo de emoción y ganas de quedarse hasta la noche, como ocurrió con Matías, el hijo de Verónica, quien no quería regresar a casa sin presenciar el espectáculo de luces.

Incluso a costa de no levantarse para ir mañana a la escuela: «y si faltamos, al fin ya llevamos casi una semana sin ir a la escuela», agregó.