LUCERITO DEL PILAR MARQUEZ
Ya pasó el susto, pero queda el miedo… a cada compás de la alerta sísmica el corazón se acelera, parece que corre fuera del cuerpo, la boca seca como paja quemada al sol, los ojos miran en búsqueda incesante el abrigo, la protección… ¿Y ahora qué?
Ya pasó el susto, pero falta una labor de titanes, la reconstrucción de casas, edificios, departamentos; pero sobre todo la rehabilitación de la esperanza, de la confianza, de los corazones destrozados, de las familias en las que ya no está ella, él, aquellos, aquellas que siempre nos faltarán… ¿Y ahora qué?
Ya pasó el susto, pero la solidaridad, fraternidad y sororidad de hombres y mujeres, del pueblo mexicano, aún calan en lo más hondo de las conciencias; aún entre los escombros retumban las estrofas del Himno Nacional… ¿Y ahora qué?
Ya pasó el susto, pero ¿y ahora qué?, porque no alcanza con paliativos, con placebos, no alcanza con un borrón y cuenta nueva; no alcanza con dadivas gubernamentales ni de partidos políticos, no alcanza para Mi México lindo y querido, para sus hijas e hijos que se partieron y se siguen partiendo el alma por sus compatriotas, por su gente.
Ya pasó el susto, ¿y ahora qué? A exigir la consolidación de una Gestión integral de riesgo de desastre que centre su atención en el riesgo, para la prevención, reducción y control de los factores desencadenadores del desastre; es decir, el análisis de amenazas, vulnerabilidades y capacidades de reacción, recursos financieros y preparación de medidas para mejorar la capacidad de respuesta para salvar vidas y bienes.
Ya pasó el susto, ¿y ahora qué? A exigir respuesta inmediata a la emergencia, la rehabilitación y reconstrucción.
Ya pasó el susto, ¿y ahora qué? A exigir que la Gestión integral de riesgo de desastre sea parte medular de los planes y programas de desarrollo, de la planeación territorial, económica y política en los tres órdenes de gobierno, federal, estatal y local, ya que los riesgos y las vulnerabilidades se incrementan en las sociedades dependientes dentro de un proceso inherente a patrones de desarrollo económico y social orientados a un mercado capitalista globalizado, caracterizado por ser inequitativo y depredador del medio ambiente, reproductor de pobreza y generador de dependencia económica y política.
Ya pasó el susto, ¿y ahora qué? A tener vivo el recuerdo de lo que se hizo, pero sobre todo de lo que no se hizo; cincelar en la memoria colectiva los alientos arrancados a la vida y mantener el recuerdo vivo de una oportunidad más para despertar del letargo nacional.