Atención diferenciada para superdotados, necesaria en sistema educativo
Ciudad de México, 06 de Diciembre (MENSAJE POLÍTICO/CÍRCULO DIGITAL).-En el marco del nuevo sistema educativo incluyente, es vital que el gobierno federal contemple a la población de niños superdotados para ofrecerles educación diferenciada, a fin de evitar fuga de cerebros.
El director del Centro de Atención al Talento (Cedat), Andrew Almazán Anaya, expuso que la flexibilización educativa, es decir, que un niño curse el grado para el que intelectualmente tenga capacidad, y no el establecido de acuerdo a su edad cronológica, es fundamental en la nueva política pública educativa.
“Resulta de suma importancia abrir la diferenciación en la educación dependiendo de las capacidades del niño. Y no sólo para los superdotados, sino para los estudiantes en general”, expuso en entrevista con Notimex.
Almazán Anaya también consideró relevante reducir el tamaño de los salones de clases para que sea una educación más individual, en donde no se pongan límites al conocimiento.
“Es decir, no ser tan metódicos. Si un niño tiene capacidad para otro grado escolar, pues que acceda a ese conocimiento. Ser más flexibles. Eso no estaba en la anterior reforma y es algo que se podría hacer con la nueva; implica potenciar las habilidades para aumentar las capacidades de los niños”, explicó.
El director del Cedat recordó que de acuerdo con estimaciones de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en México deben existir alrededor de un millón de niños superdotados, de los cuales, sólo cinco por ciento habrán de ser detectados.
“Ese cinco por ciento equivale a 50 mil personas, entre niños y jóvenes, detectados. El resto no se sabe dónde están; están perdidos en el sistema educativo”, comentó y añadió que “se estima que hay un millón de niños en total. Hace falta conciencia social y más atención especializada, porque estos niños deben recibir educación diferenciada”.
Dijo que si bien hay algunos avances en la detección de estos niños, lamentablemente la mayoría de las veces son diagnosticados con algún trastorno o síndrome de origen neurológico o emocional como el Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), Síndrome de Asperger o problemas antisociales.
“La realidad es que son niños más inteligentes que no se adaptan al sistema educativo tradicional, porque aprenden, en promedio, 30 por ciento más rápido, en comparación con niños promedio”, explicó.
Andrew Almazán expuso que esta población de niños es, en muchas ocasiones, el “niño problema” de la casa y de la escuela, o el distraído o travieso; “y nunca se ocupan de ver sus potencialidades, sino únicamente lo que hacen mal”.
Abundó que el sistema educativo está conformado para las mayorías, “pero habrá algunos que no embonen, por eso se requiere un cambio de paradigma y el sistema educativo incluyente que comprometió el nuevo gobierno es una gran oportunidad para ellos.
“Más que el sistema educativo, es un cambio de paradigma, un cambio de cultura, aceptar que hay diferencias individuales, porque no es justo ni para los niños superdotados, ni para los regulares”, aseguró.
Entre las principales características de un niño superdotado, el especialista destacó que aprenden temas que no son típicos para su edad, por ejemplo, que a los cinco o seis años se interesen por temas como la paleontología o astronomía.
Así como que se preocupen por el entorno político y social en el que vive, que aprendan a leer y escribir antes de tiempo, o niños que en clase son supuestamente distraídos, “pero la verdad es que ya absorbieron el conocimiento y se aburren”.
Almazán Anaya destacó que un niño superdotado también es más sensible emocionalmente, porque su razonamiento es superior y toma conciencia de problemas y conflictos a su alrededor.
Puntualizó que el Cedat tiene detectados ocho mil niños y la meta para el año 2020 es que sean diez mil, que implicaría apenas uno por ciento del millón que hay en el país.
Asimismo, indicó que el margen de edad para desarrollar la inteligencia de un niño superdotado es entre los dos y los 16 años, de lo contrario “se atrofia y pierde el intelecto”.
En ese contexto, añadió que el riesgo social de no detectar y apoyar el desarrollo de un niño o adolescente superdotado, es la generación de adultos frustrados, depresivos y algunas veces con tendencia al suicidio; además de que prefieran irse a otros países donde sí se les apoye.
Además de correr el riesgo de la perdida de intelecto, dijo que también otro país se lo puede llevar para su beneficio; “ese el mayor riesgo, la fuga de cerebros. México es un gran exportador de talento humano, porque aquí no encuentran oportunidad de desarrollo”.
Puntualizó que una muestra de la gravedad de la no detección de estos niños es que en México actualmente sólo existen 70 mil personas con grado de doctorado, lo que implica que en las generaciones de esos egresados, se perdieron muchos en el camino.
Y es que para obtener un grado de doctorado se requiere un índice de inteligencia de por lo menos 132 puntos, contra el de 88, promedio que tiene el mexicano, según explicó Almazán Anaya.
Aclaró que ello “no implica que todos los superdotados tengan que hacer un doctorado, pero sí demuestra que hay un cuello de botella en el área educativa, porque la mayoría no está llegando a desarrollarse”.
Además, indicó que difícilmente un niño superdotado no detectado se convertirá en delincuente, toda vez que a mayor inteligencia, menor conducta violenta, porque tiene más maneras de solucionar problemas, además de que “es más astuto. No tiene que recurrir a instancias ilegales”.
Refirió que por cada 10 niños superdotados, ocho son varones y dos mujeres, porque en el caso del género femenino se requiere que ambos padres sean superdotados y en los hombres, sólo uno de los progenitores.
Aunado a ello, puntualizó que la parte social es determinante, porque, culturalmente, las niñas son reprimidas y se considera mal que cuestionen, “por eso podrían no ser detectadas”.