Ciudad de México, 30 de Octubre (AMPRYT/CÍRCULO DIGITAL).-Es más grande el miedo que tienen los migrantes centroamericanos de regresar a sus países de origen que a las amenazas del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de detenerlos en la frontera.
Dicen que la falta de empleos y la violencia que se vive sus naciones los orillaron a tomar esta «difícil decisión», porque muchos tuvieron que dejar a sus hijos y otros tantos los llevan en este «largo y duro camino».
La víspera, el Departamento de Defensa de Estados Unidos anunció el inicio de la operación “Patriota Fiel”, que incluirá el despliegue de cinco mil 200 soldados armados, para endurecer la frontera con México y evitar el ingreso de los inmigrantes.
Luego de que por primera vez en 21 años, las tropas del Ejército estadounidense serán desplegadas a la frontera con México, los migrantes dicen no temer y se mantienen firme en el propósito de llegar, pese a las amenazas del mandatario estadunidense.
¡Queremos trabajar!, ¡Queremos mejorar nuestras vidas!, ¡Lo hacemos por nuestros hijos! Son las frases que más expresan los migrantes al preguntarles el motivo de viajar a Estados Unidos.
Sin importar el peligro que implica subirse a una pipa con químicos o a los tráileres que transportan material pesado, los migrantes centroamericanos dan todo por continuar en el camino y alcanzar el sueño americano.
En la salida de Santiago Niltepec, que conecta con Juchitán de Zaragoza, uno de los 570 municipios de Oaxaca, ubicado al suroeste de México, la mañana de este martes se vivió un caos, ya que todos querían llegar a la siguiente parada, pero pocos deseaban caminar cerca de 60 kilómetros.
Muchos lograron subirse «de aventón» a una pipa, un tráiler o algún transporte particular, otros lograron treparse para llegar lo más pronto a Juchitán, alcanzar un espacio y pasar este día, antes de seguir la travesía.
Algunos autobuses se ofrecieron de manera gratuita para las mujeres, niños y adultos mayores, sin embargo, los migrantes se han abarrotado, lo que provocó un caos y complicaba el traslado.
Más de siete mil personas de Honduras, Guatemala y El Salvador avanzan en esta caravana que inició el pasado 12 de octubre en Centroamérica y después ingresó a Chiapas, estado sureño de México, para continuar por Oaxaca y de ahí a la Ciudad a de México.
Viajan familias completas, niños, mujeres embarazadas, adultos mayores, todos con la esperanza de encontrar empleo y mejorar las condiciones en que hoy viven.
La mayoría quiere llegar al país vecino del norte, algunos pretenden quedarse en México, en el centro o el norte, pero no en el sur como se les había propuesto.