Ciudad de México, 9 Octubre (Mensaje Político/CÍRCULO DIGITAL).– La gratitud más que un signo de debilidad es una señal de madurez y fortaleza que caracteriza al cristiano y a quien reconoce su lugar en el universo sin pretender sobreponerse como dueño sino como hermano, afirmó el cardenal Norberto Rivera.
Durante la homilía de este domingo, el arzobispo Primado de México destacó que uno de los problemas que enfrenta la sociedad es que se le enseñan sus derechos pero no sus obligaciones ni a ser agradecida.
En ese sentido y en referencia al pasaje de los 10 leprosos, en la lectura de este domingo, advirtió que muchas personas que se llegan a contagiar de alguna “lepra espiritual”, lejos de agradecer que se les indique que están mal terminan por agredir a quienes buscan ayudarles.
Esta, dijo, es la historia de muchas familias de hoy, en donde los padres tienen miedo de decirles a sus hijos que están mal, pues lejos de agradecerles que los ayuden a conducirse por el buen camino se enojan y agreden a sus progenitores.
No obstante, todavía en algunas familias se les enseña a los hijos, desde pequeños a responder con gratitud al recibir un regalo, al señalarles “a ver, cómo se dice”, para que respondan con un “gracias”.
Sin embargo, la educación moderna inculca una autosuficiencia y la exigencia de los derechos, pero poco se aborda la virtud del agradecimiento a lo que se recibe como si la gratitud “fuera un símbolo de debilidad”.
Ante todo, destacó la importancia de sentir gratitud por la vida misma y por lo recibido a lo largo de ésta, como un regalo de Dios creador, sobre todo en estos días en que llegar a vivir es más difícil cuando ya se ha legalizado la interrupción de la vida desde el seno materno.
Así, a esta gratitud debemos sumar el agradecimiento por la mucha o poca salud, así como cualidades y virtudes que hemos recibido y las oportunidades que hemos tenido para desarrollarlas y que otros quizás no han tenido.