Ciudad de México a 19 de Diciembre (JUAN R. HERNÁNDEZ/CÍRCULO DIGITAL).-El que termina fue un año sumamente complicado para México y los mexicanos. A los problemas que el país enfrenta desde hace tiempo, en 2017 se agregaron otros muy delicados: las amenazas del gobierno del vecino del norte de deportar a los mexicanos que radican allá y de construir un muro fronterizo y, sobre todo, la emergencia nacional provocada por los sismos de septiembre.
La UNAM y los universitarios supieron responder en estos casos de manera oportuna y decidida, reafirmándose así como una de las instituciones que mayor confianza genera entre la población.
Ante la emergencia y la destrucción, la Universidad de la nación respondió no sólo con el conocimiento de sus expertos y las herramientas científicas y tecnológicas con que cuenta, sino también con la organización ejemplar de su comunidad en el brigadeo y con la solidaridad mostrada por alumnos, profesores, investigadores y trabajadores.
El Servicio Sismológico Nacional –que opera la UNAM— fue sin duda el referente científico de mayor ayuda y confiabilidad en los momentos más críticos, al brindar información oportuna no sólo hacia dentro de México, sino al mundo entero.
Los expertos en diversas áreas del conocimiento se organizaron para brindar apoyo y asesoría científica. Así, la UNAM confirmó con creces el Premio Nacional de Protección Civil, que por sus medidas ejemplares para enfrentar fenómenos naturales le fue otorgado este mismo año.
Apenas unas horas después de que la tierra se cimbrara por dos fuertes sismos, esta casa de estudios se movilizó solidaria con ciencia y conocimiento: miles de universitarios abarrotaron el Estadio Olímpico para abrir uno de los centros de acopio más grandes y concurridos. El resultado fue la recepción, organización y distribución efectiva de más de 1000 toneladas de víveres, que fueron trasladadas a 95 poblaciones afectadas.
Igualmente, se conformaron brigadas emergentes que se aprestaron a brindar ayuda: desde el cuerpo de bomberos de Ciudad Universitaria; cuadrillas de arquitectos e ingenieros revisoras de inmuebles; grupos de médicos, psicólogos, abogados y trabajadores sociales, hasta de esparcimiento cultural en albergues organizados por prácticamente todas las instancias universitarias.
A la fecha no ha cesado la realización de cursos, seminarios y conversatorios de carácter científico, jurídico, sociológico, médico y psicológico.
En ese marco, los institutos de Geofísica, Geología y Geografía difundieron trabajos de trascendencia internacional, como la “Evaluación del peligro asociado a grandes terremotos y tsunamis en la costa del Pacífico mexicano para la mitigación de desastres”. Conjuntamente con instituciones japonesas, nuestros expertos instalaron por primera vez en nuestro país una red sismogeodésica en tierra y mar.
Además, la UNAM y el Cenapred presentaron el Mapa digital de las fracturas en el suelo de la Ciudad de México, y se desarrolló el Observatorio Hidrológico, dependiente del Instituto de Ingeniería, un sistema de alerta de lluvia en tiempo real para atender emergencias.