Ciudad de México 19 Abril (MENSAJE POLÍTICO/CÍRCULO DIGITAL).-La mariposa monarca como especie no está en peligro de extinción, pero sí el proceso migratorio de este lepidóptero que recorre cada año cuatro mil kilómetros desde Canadá hasta los bosques de oyameles de México, alertó el biólogo y ecologista Francisco Botello.
En entrevista con Notimex, el especialista del Instituto de Biología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) dijo que varios factores amenazan esa migración y el principal es la reducción de densidad de las plantas asclepias o algodóncillo de las que se alimentan sus orugas.
El uso de herbicidas, pesticidas y mal manejo del ambiente provocaron la reducción de la superficie de estas plantas donde realizan la reproducción las mariposas monarca en Estados Unidos y Canadá, por lo que en esas naciones fomentan la siembra de ese género.
Sin embargo, no solo es la disponibilidad de la planta para que las mariposas pongan sus huevos y las larvas puedan comer lo que ponen riesgo la migración, sino que la aplicación de pesticidas en monocultivos de lugares donde se reproducen y en las rutas migratorias, también las carreteras, industrias y parques eólicos.
“Si algunos vehículos pasan en carreteras a muy fuerte velocidad donde está pasando la migración, las mariposas no tienen la capacidad de evitar esos obstáculos y ahí hay grandes problemas de mortandad, pero el principal es la disponibilidad de esta planta, el uso de pesticidas y herbicida”, destacó.
Añadió que el cambio climático puede afectar también la migración del lepidóptero, pues por ejemplo hace un par de años hubo una nevada entre febrero y marzo en zonas donde estaban hibernando y en 2018 en la migración de otoño hacia México hubo un frente frío atípico que las obligó a quedarse por más tiempo.
El especialista en biogeografía y ecología de la conservación indicó que si bien en algún momento la tala clandestina de árboles en México causó efecto dañino a la hibernación, en la actualidad es mínimo el problema de deforestación, gracias al trabajo de las comunidades, organizaciones, gobierno y academia.
Con sus característicos colores negro y naranja, la llamada generación “Matusalen” (personaje bíblico que se dice vivió 969 años), las monarcas, una de las más de 23 mil 750 especies de mariposas que existen en el mundo, logran una supervivencia de ocho meses para hacer el ciclo completo de migración.
Salen de los bosques del sur de Canadá y norte de Estados Unidos alrededor de agosto y septiembre de cada año y atraviesa la geografía de tres países para hibernar en la Reserva de la Biosfera del Estado de México y Michoacán, así como en menor medida en otros sitios cercanos donde también hay oyameles.
A finales de febrero y principios de marzo comienzan su retorno y en el norte de México y sur de Estados Unidos, en Texas se reproducen y mueren, su descendencia vive un mes, realiza la migración al norte, se reproduce y muere hasta cubrir cuatro generaciones para completar el ciclo.
“Este patrón de reproducción es porque los grandes sitios que tienen mayor densidad de la planta de la que se alimentan las orugas, se encuentran en zonas de Estados Unidos y Canadá, las asclepias o también llamadas algodoncillos”, expuso el experto en biogeografía de la conservación.
Señaló que especialistas de diferentes disciplinas del Instituto de Biología trabajan junto con la Comisión Nacional de Áreas Naturales Protegidas, el Instituto Nacional de Ecología, el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF, por sus siglas en inglés) México y otras instancias para evitar la problemática de deforestación de los ejidos donde hibernan las mariposas.
Con una computadora portátil, el doctor en Ciencias Biológicas explica su trabajo en el Instituto, a partir del cual sigue la ruta migratoria de la mariposa y alerta al municipio que se trate sobre el paso de las mariposas a fin de que se restrinja el uso de insecticidas para frenar, por ejemplo, el dengue puede matar a éstas.
“En el Instituto hacemos un análisis de todos los registros que se tienen de mariposa monarca en la ruta migratoria para definir cuáles son los sitios prioritarios de monitoreo y conservación, algunos municipios son prioritarios para la conservación y manejo en el mes de septiembre u octubre cuando están pasando”, dijo.
Detalló que de esta manera se focaliza la conservación y no se aplican restricciones a un territorio mayor por ejemplo a todo el norte del país, lo que implicaría mayor costo y trabajo.
El Instituto se apoya con la Red Nacional de Monitoreo de la Mariposa Monarca a la cual se le llama ciencia ciudadana, pues la llevan miles de personas que reciben capacitación y hacen monitoreo, cuyos registros se envían a través de una plataforma que es de libre acceso.
El trabajo de monitoreo permitió determinar que las monarcas usan dos rutas de migración: la Este, que es la más conocida, y la Oeste, que aún está en proceso de investigación pues se sabía que bajaban de la costa Oeste de Estados Unidos a California y a algunos puntos de Baja California y ahí se quedaban.
Añadió que hacen todo lo posible y muy bien las cosas para evitar que desaparezca la migración Canadá, Estados Unidos y México de la monarca para ello la cooperación en varios niveles, desde el gubernamental, academia y sociedad civil entre los tres países ha sido fundamental.
Recordó que en 2013 hubo una reducción en la cobertura de hibernación la mariposa que llegó a ser de menos de una hectárea cuando 15 años antes tuvo hasta 11 hectáreas, lo cual encendió los “focos rojos”, y a partir de acciones trinacionales se logró aumentar de forma gradual a poco más de seis hectáreas.
Expuso que si la migración de la mariposa monarca se extinguiera esto traería grandes implicaciones ecológicas por ejemplo en el sur de Estado Unidos, donde se plantaron grandes dimensiones de asclepias, las mariposas se asentaron ahí, pero tienen problemas con un parásito que afecta la salud de sus alas y ha bajado la densidad poblacional.
La migración de las mariposas monarca desde Canadá, pasando por Estados Unidos a México también cumple un papel muy importante como indicador para conocer la situación de las poblaciones de los demás insectos y el proceso de polinización porque al hibernar se pueden “contar”.
Comentó que además en las reservas de la Biosfera del Estado de México y Michoacán generan atracción turística y dividendos para las poblaciones de ejidos de escasos recursos que sin esta belleza natural no podrían tener una alternativa de sustento.
Sin embargo, dijo se tienen que definir con mayor claridad la capacidad de carga, es decir, cuántas personas pueden acceder por día a estos lugares para no tener un impacto negativo, pues “un turismo mal llevado, en sitios no autorizados y sin vigilancia puede ser catastrófico”, lo cual no ha ocurrido en este caso.
Por esta y otras razones es necesario mantener la migración de las mariposas monarca que no sólo embellece el paisaje de los tres países que recorren, sino que contribuyen al equilibrio ecológico y a la economía de los sitios de hibernación.