CIUDAD DE MÉXICO, 08 de agosto, (CDMX MAGACÍN / EL ARSENAL).—José Antonio “Y”, alias El Marro, presunto líder del Cártel de Santa Rosa de Lima o Cártel del Marro, fue llevado ante el juez federal en el Penal de máxima seguridad El Altiplano, en Almoloya de Juárez para enfrentar la audiencia inicial por el delito que se le imputa de delincuencia organizada con la finalidad de cometer delitos en materia de hidrocarburos. El Marro continuará en prisión preventiva en dicha cárcel donde en los próximos días se decidirá si se le vincula o no a proceso.
Durante la audiencia los representantes de la Fiscalía General de la República (FGR) leyeron cada uno de los datos de pruebas consistentes en informes policiales de la entonces Gendarmería, carpetas de investigación, reportes de inteligencia, información obtenida a través de intervenciones a teléfonos celulares de otros integrantes del cártel, notas periodísticas, videos y audios que la organización subió a redes sociales, denuncias anónimas, datos obtenidos en Plataforma México, entre otros que presentaron para obtener la vinculación del supuesto delincuente.
Las pruebas presentadas dan cuenta de la forma de operar del cártel que en mayo de 2017 se dio a conocer cuando subieron un video a redes sociales para presentarse y a su líder; la zona de operación que abarca desde Villagrán, Celaya, León, Apaseo el Grande, Salamanca, Apaseo El Alto, y otros municipios de Guanajuato, y tienen como principal actividad la extracción, venta, distribución de combustible de la zona denominada “El triángulo de Guanajuato”, territorio por donde atraviesan 290 kilómetros de ductos de Petróleos Mexicanos provenientes de la refinería de Salamanca y que mantienen en disputa con el Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG).
La información contenida revela además la red de la que se valía el cártel para trabajar, que incluía pagar a policías de varios municipios como Celaya o Villagrán con funciones de halcones, dar seguridad y escoltar a “las niñas”, los camiones en los que trasladaban el hidrocarburo robado, al igual que elementos estatales y del Ejército.
Entre ellos se detalla un informe y la redacción de cinco videos de un hecho ocurrido en junio de 2018, cuando elementos de la Gendarmería detuvieron un tractocamión que transportaba combustible y a dos personas, Daniel”N” y María Guadalupe “N”; escoltados por elementos de Celaya, quienes comunicaron a los federales con el “representante” de El Marro. En dicha conversación este dijo que el patrón solicitaba un trato serio con “el bueno” de sus mandos para “dejarlos chambear”, dejarlos tener el control de la zona, no ser molestados en lo absoluto, a cambio ofrecía dinero semanal y que los medios de comunicación hablaran bien de la corporación. Tras la llamada la mujer ofreció 40 mil pesos en efectivo para que los liberaran y al vehículo, cosa que no sucedió.
También se relata algunos homicidios y secuestros como los de un abogado identificado como Marcos o los escoltas de un empresario de León, así como secuestros con la denuncia de una de las víctimas, que dijo que El Marro buscaba obtener información sobre “las jaliscas” en referencia al grupo con el que mantenían rencillas.
Otro de los episodios es el ocurrido el 29 de enero de 2019, donde tras un operativo realizado por la Marina Armada y fuerzas federales en Santa Rosa de Lima y poblados aledaños, se realizaron bloqueos, disturbios y agresiones, además de colocar llantas y ponchallantas por parte de la población a las autoridades para evitar hacer su trabajo y darle oportunidad al imputado a huir del lugar. Según la información, ese día los integrantes estuvieron en comunicación y coordinando las acciones, y en algún momento incluso uno de ellos identificado como Eliseo alias El Titi, manda quitar la señal de celular y a hacer bombas de luz blanca para alertar a la gente.
Además, se subraya el apoyo que El Marro tenía de la población, que organizada por algunas de sus colaboradoras entre ellas Mariela alias “La Chola”, Karina, La Pigui, Mika, entre otras, le servía para protegerse y evitar intervenciones de las fuerzas federales. Estas mujeres organizaban a los grupos principalmente mujeres, jóvenes, niños y personas de la tercera edad, a los que trasladaban en camionetas y distribuían en puntos estratégicos para llevar a cabo las denominadas “huelgas”, es decir, disturbios, colocación de retenes, quema de llantas, ponchallantas, agresiones físicas a los uniformados. Cada evento representaba un pago a cada persona de dos mil 500 pesos y una dotación de combustible robado para sus autos. Así mismo en algunos puntos llegaron algunos informativos de páginas en redes sociales para transmitir las notas en vivo los bloqueos y acusar a los federales de actuar contra el pueblo.
Entre los datos se retoma un hecho ocurrido a finales de enero de 2019, cuando en la puerta 4 de la refinería de Salamanca se localizó una camioneta abandonada con un artefacto explosivo que fue desactivado antes de que pudiera explotar en la zona; asimismo de la colocación de mantas con advertencias al presidente Andrés Manuel López Obrador para sacar de Guanajuato a las fuerzas federales.
Otro episodio refiere que tras la estrategia del cierre de los ductos de Pemex, El Marro ofreció vendió producto que tenía almacenado e incluso intentó expandir su negocio explorando el robo de ductos de gas LP, para lo cual intentó asociarse con José alias El Padrino, cuya zona de operación es el Estado de México, con el que habría solicitado una reunión y pedido gente para que le ayudara a “picar” los ductos.
Las autoridades dieron cuenta de que varios de sus colaboradores ya están vinculados a proceso por el mismo delito que se le imputa, entre ellos Jesús Alberto alias El Flaco; Jorge alias Poquis; La Muerte; Eliseo alias El Titi; Mariela alias La Chola, Fabián alias La Vieja; José Armando El Metlo, etcétera.
José Antonio, quien portaba uniforme color caqui y se reservó el derecho a declarar, permaneció en la audiencia que se llevó a cabo de forma virtual, atento a la lectura, cambiando de posición en la silla, con careta, misma que pidió quitarse a la mitad de la exposición porque no podía ver y se sentía mareado, después uso cubrebocas blanco. Externó al juez que tenía una inquietud que consistía en si lo iban a trasladar nuevamente de penal porque había elementos federales en el pasillo de la sala donde estaba, temores que fueron calmados por el juzgador.
Al final pidió el teléfono de su defensor y poder platicar con él para ponerse de acuerdo en las pruebas que presentarán en la próxima audiencia. El Marro permanecerá en El Altiplano en tanto se resuelve si es vinculado a proceso o no.
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