+Diez años después del crimen
+Temía que fueran puestos en libertad
+Historia que cimbró a la sociedad
CIUDAD DE MÉXICO, 26 de marzo (Jesús Yáñez Orozco/CIRCULO DIGITAL/MENSAJE POLÍICO).- Tuvieron que pasar diez años para que comenzara a diluirse el asesinato y muerte de su hija, Silvia, dibujado en la mirada de Nelson Vargas Basáñez, 75 años de edad, durante 3 mil 650 días. Fue un caso que mantuvo en vilo a la sociedad mexicana, a partir de 2007.
Fue una década de agudo sentimiento de indefensión, dolor y desamparo, que punzaba en su alma. La rabia contenida barnizaba su voz cascada por el dolor y el tiempo.
Lloraba como un infante desvalido, en la orfandad de la nada.
Nada atemperaba su ira.
Ni los tres premios nacionales de deporte obtenidos.
Tampoco su éxito como empresario del deporte durante cuatro décadas.
“Daría todo a cambio de la vida de mi hija”, suele decir, refiriéndose a “Silvita”.
Vargas fue presidente de la Comisión Nacional del Deporte y Cultura Física –durante el sexenio de Vicente Fox, 2000-2006–, exitoso empresario y dueño de 17 acuáticas a nivel nacional. La primera, en la colonia Lindavista, inaugurada hace 40 años, en mayo de 1978.
Mas, al fin, Óscar y Cándido Ortiz, secuestradores y asesinos de Silvia, hija de Nelson Vargas Basáñez, recibieron auto de formal prisión el sábado 24 marzo.
Los inculpados alegaron, durante el proceso que sus derechos humanos fueron violentados. Según argumentaban, no tuvieron todas las diligencias ministeriales con un defensor. Durante su comparecencia no les fue otorgado un abogado de oficio. Isidro Solís Medina, otro de los integrantes de su banda fue puesto en libertad por estas mismas razones. Por ello, los hermanos Ortiz buscaban la libertad por el mismo medio, aunque no pudieron concretar su defensa.
Figura legal con la que fue excarcelada la ciudadana francesa Florance Cassez, presunta integrante de una banda de secuestradores.
Los hechos
Silvia Vargas Escalera, de 18 años, se dirigía al colegio el 10 de septiembre de 2007, al sur de la Ciudad de México, cuando fue interceptada por una banda de secuestradores. Su cuerpo fue hallado 15 meses después en San Miguel Xicalco, Tlalpan, dentro de una casa de seguridad.
A casi dos años del delito, la SSP, comandada por Genaro García Luna, arrestó a cuatro de los presuntos plagiarios. Se trataba de una banda de secuestradores conocida por las autoridades como ‘Los Rojos’.
Tuvieron que pasar 10 años para dictarles auto de formal prisión, luego de una serie de argumentos tras la reforma al código penal.
Incluso se les concedió un amparo en el juzgado décimo sexto de distritito de procesos penales en la CDMX.
Pero al fin, tuvo un final infelizmente feliz.
Minutos antes de la sentencia
Durante un evento de la Conade, al sur de la ciudad de México, donde fueron reconocidos los integrantes de la selección de natación, clavados y polo acuático que participaron en los Juegos Olímpicos de México 1968, en los festejos de los 50 años, Nelson Vargas aprovechó para denunciar que los asesinos de su hija Silvia podrían salir de prisión.
“A las tres de la tarde de hoy, sé si dejan libres a los asesinos de mi hija. Habrá una audiencia para saber si los dejan libres por el llamado debido proceso”, dijo con voz quebrantada por la incertidumbre.
Indignado, Vargas se mostró indignado y aseguró que considera una injusticia que tras 10 años de pelea legal, los asesinos de su hija estén a punto de quedar libres.
“Quiero pedirle al juez que piense bien lo que va a hacer. Por un mero formulismo está soltando a Oscar Ortiz González, mi chofer, el que planeó el secuestro y asesinato, y a Cándido Ortiz González”, mencionó.
Asimismo, añadió que mientras en otros países la pena va de 50 a 70 años a asesinos y aquí en el país piensan poner en liberta a una banda que delinque desde el año 2000.
“No se me hace justo, después de ver tantos asesinos que les dan 50 o 70 años, aquí la autoridad jurídica no ha sido capaz de darse cuenta que esa banda que tiene delinquiendo desde el año 2000, ahora estén a punto de salir sus principales integrantes’”, finalizó.
La historia
Los medios de comunicación –escritos y electrónicos– dieron amplia difusión, en su momento, al secuestro de la hija de Vargas.
Según el diario La Jornada, en una nota de diciembre de 2008, al principio, las autoridades tardarían 15 meses y un día en responder a la exigencia de Nelson Vargas y Silvia Escalera Montes de encontrar a su hija.
La Procuraduría General de la República (PGR) confirmó pericialmente que los restos encontrados el pasado 5 de diciembre en la casa número 51 de la calle Bellavista, en el pueblo San Miguel Xicalco, delegación Tlalpan, son de Silvia Vargas Escalera.
La joven tenía 18 años de edad el 10 de septiembre de 2007, día en que fue plagiada presuntamente por la banda de Los Rojos, en la que participaban Cándido, Manuel y Raúl Ortiz González, hermanos de Óscar Ortiz González, quien se desempeñó como chofer de la familia Vargas Escalera durante dos años.
Llamada de auxilio
La familia de Nelson Vargas, mantuvo en secreto el caso 11 meses. El 25 de agosto de 2008, el ex funcionario y su ex esposa ofrecieron la primera conferencia de prensa para solicitar el auxilio de la sociedad y los medios de comunicación para conocer el paradero de su hija.
Silvia Vargas fue interceptada cerca de las 6:45 horas por sus captores cuando se dirigía de su casa, en la colonia San Jerónimo, al colegio Alexander Bain, en la colonia Las Águilas, al sur de la Ciudad de México.
Una llamada de Nelson Vargas al celular de su hija, para saber por qué no asistió al colegio, fue respondida por uno de los secuestradores.
Un día después del plagio, Nelson Vargas denunció el hecho ante la Unidad Especializada en Investigación de Secuestros de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO), e inició la averiguación previa PGR/SIEDO/UEIS/238/2007.
El contacto entre plagiarios y la familia Vargas Escalera se prolongó hasta el 27 de septiembre, cuando uno de los delincuentes le dijo al ex funcionario que ya no le interesaba su dinero y no lo llamaría más.
El 28 de diciembre de 2007 la PGR solicitó a la Secretaría de Seguridad Pública (SSP) federal, mediante el oficio SIEDO/UEIS/ 15445/07, que investigara la presunta participación de Óscar Ortiz González en el plagio.
Exactamente un mes después, la SSP, que dirige Genaro García Luna, respondió mediante el oficio PFP/CIP/DGCS/66/2008 que no había encontrado elemento que vinculara al ex chofer de la familia Vargas Escalera con actividades ilícitas.
Nada era del conocimiento público sobre el caso de Silvia Vargas. Se supo hasta el 25 de agosto, cuando crecía la ola de indignación social por el secuestro y asesinato del joven Fernando Martí.
En conferencia de prensa, Silvia Escalera ofreció una recompensa a los captores con tal de saber de su hija.
Fue también el comienzo del Acuerdo Nacional para la Seguridad, la Justicia y la Legalidad, en el que todos los actores políticos, incluidos los titulares de la PGR y la SSP, Eduardo Medina Mora y García Luna, respectivamente, se comprometieron a dar resultados del combate contra la inseguridad.
Se llegó, así, a los 100 días del acuerdo, el 28 de noviembre de 2007. Dos días antes, Nelson Vargas y Silvia Escalera acusaron a los titulares de la PGR y la SSP de desdeñar sus aportaciones a la investigación y, en conferencia de prensa, el ex titular de la Conade declaró, iracundo, ante las cámaras de televisión:
“¿Eso es no tener nada? ¡Eso es no tener madre!”, pues a pesar de haber comunicado a las autoridades que había recibido información de que su ex chofer estaba relacionado con el secuestro, la PGR nada había hecho.
Días después, el 5 de diciembre, la PGR informó: “se tienen datos que refieren la ubicación de un domicilio donde, según testimonios, Silvia Vargas Escalera fue privada de la vida.
“El domicilio ha sido identificado en la delegación de Tlalpan, Distrito Federal, habiéndose solicitado y obtenido del juez octavo de procedimientos penales federales en el Distrito Federal, la orden de cateo número 42/08”.
Los datos para llegar a ese lugar los aportó un reo en el penal de Barrientos, en Tlalnepantla, estado de México, que en la actualidad está detenido en la SIEDO, sin que se haya revelado su identidad.
El mismo 5 de diciembre, peritos en genética forense, identificación fisonómica, antropología, odontología, medicina, fotografía, video, retrato hablado, dactiloscopia, criminalística de campo, grafoscopio, análisis de voz, topografía, química, ingeniería y arquitectura, de la PGR, se dieron a la tarea de rescatar los restos de una persona que había sido inhumada ilegalmente en el patio trasero de Bellavista número 51.
La recuperación de los restos duró varias horas. Primero localizaron el patio y después levantaron una losa de concreto que los ocupantes de esa casa mandaron construir para tapar el sitio de la inhumación.
Cuando los peritos pusieron al descubierto los restos, se documentó que se trataba de una persona joven, de entre 18 y 23 años, con cabello largo, alta, y que no presentaba heridas de bala o huellas de tortura.
Tenía, sí, amarrada una venda de unos 15 centímetros desde el cuello hasta las rodillas.
Fuentes de la PGR revelaron que la causa de la muerte fue asfixia y se presume que los plagiarios la asesinaron por haber reconocido la voz de uno de los secuestradores, a finales de septiembre de 2007. Que la sepultaron para que nadie descubriera el cadáver, pero uno de los integrantes de la banda dio datos a las autoridades en días después.
Así, después de seis días de estudios periciales, la PGR informó que “de los dictámenes especializados y principalmente de genética forense, se llega a la conclusión que el perfil genético obtenido del cuerpo encontrado en el domicilio ya referido, corresponde al de la hija de Nelson Fernando Vargas Basáñez y Silvia Escalera Montes.
“La PGR, en la conducción de la investigación, ha solicitado a la SSP federal una minuciosa y exhaustiva investigación, pormenorizada, de la línea abierta por los hechos narrados, así como para la localización y presentación de todos y cada uno de los responsables partícipes en el secuestro y privación de la vida de Silvia Vargas.
“A la fecha se cuenta con diversos datos que, debido a que la investigación está en curso, no es posible, por el momento, dar a conocer”. De acuerdo con fuentes de la PGR, en la casa de la calle Bellavista se encontraron evidencias suficientes para dar con los responsables del secuestro y homicidio.
Horas después, tras saber la noticia de la formal prisión de los asesinos de su hija, el pasado viernes, quizá, el rostro de Vargas dejó de ser sepultura, máscara mortuoria.
@kalimanyez