Ágora Política
Jesús Yáñez Orozco
–“¡Ehhhhh, puuutooooooo”, gritan a legislador
–Volcánica homofobia, igual que en el futbol
–Sufren ciberlinchamiento y censura en prensa
La irracionalidad de los hinchas en los estadios de futbol soccer profesional trasladada al impoluto recinto de la Cámara de Diputados en la Ciudad de México.
Ya no se sabe qué es peor: si la turba homofóbica, de aficionados al balompié, o las hordas de legisladores que discriminan sin rubor alguno.
Aquí una estampa:
Olorosas a perfumes caros, vaporosas, enfundadas en costosas ropas –hetairas de la política, llaman algunos–, cuando el salario mínimo es de dos mil 200 pesos mensuales, comprados con los 150 mil pesos mensuales que gana, promedio un legislador, seis diputadas del PRI, Partido Revolucionario institucional –en el poder durante 77 años–, hooligans femeninas, durante una sesión de la cámara, lanzaron el vergonzante grito homofóbico que se escucha en los estadios de futbol mexicano hace 12 años.
Ellas y sólo ellas, en días pasados llevaron al Palacio Legislativo de San Lázaro, en la ciudad de México –una especie de Estadio Azteca, catedral del balompié nacional– el grito discriminatorio, durante los partidos oficiales de la Selección Nacional, con miras al Mundial de Rusia 2018, que ha costado a la Federación Mexicana de Futbol 11 multas – equivalentes a más de tres millones de pesos– y peligro de veto por parte de la FIFA, hecho insólito en el balompié mundial, que, esta vez, levantó ámpula social:
“¡Eeeeeh, puuuutoooooo!”
Incluso, la expresión ha sido incorporada en otros países. Como ocurrió en la capital de la ex Unión Soviética, durante la pasada Copa Confederaciones.
Se grita cuando juega el llamado Tri –conocido popularmente como Ratones Verdes— en el momento en que el portero del equipo rival despeja desde alguno de los dos vértices de su área chica, con la idea de que cometa un error.
Discriminación, como un producto de exportación. Universal, la homofobia.
Este fenómeno, mirado desde la sociología deportiva, comenzó hace más de una década en el futbol mexicano, que refleja la crónica discriminación –no sólo sexual, sino racial– de una sociedad, se hizo práctica común durante los juegos de la selección nacional –que ha provocado ese rosario de multa de la FIFA—.
Pero en días pasados apareció, fantasmal, en el lugar más impensable: la Cámara de Diputados, recinto considerado con el eufemismo de “sagrado”.
Ellas y sólo ellas –oscuro espejo de una nación ignara, inculta– aunque la mayoría tengan estudios superiores. Los mexicanos, por ejemplo, leen medio libro, promedio, per cápita.
Naciones cultas e incultas son homófobas. En general, temen a la diferencia. Sufren intolerancia supina. Aquí y en China.
En sentido estricto, no extraña su exclamación. El pasado 17 de abril los mexicanos tuvimos una prueba de la vulgaridad de la clase política mexicana.
El presidente Enrique Peña Nieto, espetó, alburero, al pueblo que lo critica y medios de comunicación independientes, tras la detención, por corruptos, de varios ex gobernadores de su partido:
“No hay chile –pene– que les embone: si no los agarramos, porque no los agarramos; y si los agarramos, porque los agarramos…”, comentó a un grupo de periodistas.
Por eso hay quienes opinan, en redes sociales –periodistas incluidos—, que entre más conocen a los políticos más quieren a los narcos.
En un acto de sinceridad, los mexicanos odiamos a Peña Nieto porque es nuestro espejo y no lo queremos ver. Somos igual o peor de ignorantes que él.
Hace tres días, en uno de sus incontables dislates durante su gobierno, confundió el país del presidente de Uruguay, Tabaré Vázquez, con Paraguay.
Sólo 7 por ciento de la población de 123 millones de habitantes, avala la gestión del primer mandatario. Hecho insólito en el presidencialismo que comenzó en la década de 1930.
Ellas y sólo ellas abuchearon, con el lenguaje florido que las caracteriza, al diputado Ariel Juárez, de Morena, mientras éste presentaba sus reservas al Presupuesto de Egresos de la Federación 2018 (PEF), enfundado en un llamativo saco rosa.
En los pasillos del recinto legislativo se rumora la homosexualidad del diputado. Sea o no, nada justifica la agresión verbal. Quizá las legisladoras piensen, como en vida, el ex dictador cubano, Fidel Castro, que esa preferencia sexual es una enfermedad.
El Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred) exhortó al Congreso evitar reproducir prejuicios y estereotipos negativos, al considerar que “¡eehhhh putoooo!” es una expresión de desprecio que homologa la condición homosexual con la cobardía.
“El sentido con el que se da este grito colectivo en los estadios no es inocuo; refleja la homofobia, el machismo y la misoginia que privan aún en nuestra sociedad”, expresó.
“Por eso”, puntualizó, “resulta doblemente gravoso que este grito homofóbico se traslade del estadio al Congreso de la Unión, espacio público por excelencia de un sistema democrático (?) que, por tanto, está llamado a guardar la máxima aspiración incluyente.”
La expresión homofóbica de ellas y sólo ellas, se hizo viral en redes sociales –incluido youtube– y difundida por los medios de comunicación, nacionales e internacionales –como la agencia noticiosa estadounidense, Associated Press (AP)– y varios columnistas criticaron a las diputadas.
Pero ¿qué es un Hooligan?
Es un hincha de futbol de nacionalidad inglesa. Se caracteriza por su actitud, violenta, y su comportamiento destructivo. Hooling es una palabra inglesa que en los últimos años se ha incorporado al español. Individuo normalmente joven que causa disturbios en los estados y calles. Suele protagonizar peleas y actos vandálicos. Incluso han llegado al asesinato.
El término hooligan es exclusivo del balompié británico. Mas, este tipo de comportamientos son habituales en el futbol argentino, español, italiano, holandés, brasileño, mexicano, entre otros países.
El sainete comenzó alrededor de las tres de la mañana del pasado viernes, 10 de noviembre, y aún quedaban pendientes 14 oradores de presentar reservas al PEF, cuando Juárez Rodríguez fue blanco del grito futbolero, luego de referirse al Fondo para la Reconstrucción de dos mil 500 millones de pesos y llamar corrupto al coordinador de los priistas, César Camacho Quiroz.
Ariel Juárez acusó que 22 gobernadores priistas gobernaron mal y que se han desperdiciado alrededor de 25 mil millones de pesos en el Fondo de Pavimentación y Desarrollo Municipal. De ellos 10, que ejercieron el cargo durante el actual sexenio, están en prisión.
En respuesta a la denuncia de corrupción e impunidad, ellas y sólo ellas, lanzaron, como oscuras plañideras:
“¡Quiere llorar, quiere llorar, quiere llorar…!”
“Inclusive”, acusó el diputado, “el corrupto de César Camacho Quiroz reconoce que hay diez mil millones de pesos de fondo inexistente para poder comprarles a ustedes la conciencia, para poder pagarles a ustedes sus campañas políticas.”
Comentarios que desataron la furia desaforada exigieron su retiro de la tribuna y remataron un estruendoso:
“¡Eeeeeh, putooooooo!”
A la defensa de Camacho Quiroz se sumó el líder de la bancada del Verde –partido rémora del PRI– Jesús Sesma. Aprovechó para pedir que se retiraran del Diario de los Debates las descalificaciones contra el priista.
La verdad no peca, obvio, pero incomoda.
Perplejo, Jorge Carlos Ramírez Marín, del PRI, presidente de la Mesa Directiva, exhortó a sus compañeras y compañeros de bancada a controlarse. Argumentó que el artículo 10 del Reglamento y el Código de Ética del Congreso, obliga a los diputados a referirse a otros con respeto.
“Artículo 10. Actuar con orden y decoro en todas sus acciones, utilizando un lenguaje acorde con la dignidad parlamentaria, eliminando el uso de expresiones vulgares, despectivas, degradantes o soeces, y procurando en todo momento que el trato con todas las personas sea amable y respetuoso, independientemente de su condición”, leyó la diputada y secretaria de la Mesa, Ana Guadalupe Perea.
Menos de una hora después de este desaguisado se levantó la sesión en la Cámara, luego de diez horas 34 minutos de discusión y 94 intervenciones.
Ellas y sólo ellas, embriagadas de prepotencia y soberbia con el venenoso elixir del poder: horridas beldades.
“Al parecer, para estas…, señoras es puto y llorón quien denuncia los actos corruptos del adversario.”
Así las resumió –a ellas y sólo ellas– Ricardo Raphael, columnista del diario El Universal y miembro del prestigioso Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).
“Sorprendente que… festejen un lenguaje homófobo y discriminatorio cuando tienen responsabilidades dentro de la Cámara baja que les obligarían, al menos, a guardar las formas”, agregó.
“Tengo para mí que este episodio no debería quedar impune”, escribió Raphael.
“(Las) diputadas habrían de ser expulsadas de las comisiones que desempeñan. No merece el país que cuenten con beneficios por trabajar en temas relativos a los derechos humanos, la equidad de género o el avance de las mujeres”.
“Resultaría”, sugirió, “también imperativo que su partido se deslinde explícitamente de las actitudes exhibidas y las margine de sus filas”.
Ante el incordio popular, manifiesto en la industria mediática y redes sociales, la mesa directiva de la Cámara de Diputados anunció, cuatro días después, que revisará la conducta discriminatoria de diputadas.
Al inicio de la sesión del pasado martes, Morena exigió una disculpa pública para Ariel Juárez, pero el coordinador del priista, Camacho Quiroz, sostuvo, con la diarrea verbal que lo caracteriza:
–“Para que haya desagravio, debe haber agravio. El PRI no agravió a nadie en los términos que están considerando.”
–¿No le parece un agravio decirle puto a un diputado? –se le cuestionó, preguntó un reportero del diario La Jornada.
–Eso no fue cierto. Lo que las compañeras gritaron fue ‘¡bruto!’ Eso no es ningún agravio. Al calor de la discusión se hacen y se dicen muchas cosas. El PRI no acusa recibo de estos señalamientos, porque mis compañeras nunca gritan lo que dicen que gritaron, la expresión fue distinta.
Sin embargo, la ex secretaria general del PRI y secretaria de la Comisión de Igualdad de Género, Carolina Monroy del Mazo, aceptó que, durante la discusión del Presupuesto de Egresos 2018, un grupo de diputadas priístas le gritó a Ariel Juárez: “¡eeeeeeh… puto!”
Camacho, intentó corregir lo incorregible:
“Fue una broma. Yo estaba en la fila de atrás. Fue un juego de ellas. No fue una seña homofóbica, sino un juego. Él es un patán. Habría que evitar que gente como Ariel venga a la Cámara. Hay dos o tres de Morena preparados, pero lo que vienen es a buscar bulla. Creo que no podemos aspirar a un cargo de elección popular sin un título profesional.
–¿Las diputadas que gritaron sí tienen una profesión? –se le cuestionó.
–No es que las perdone. Son mis amigas, pero ya nos cansamos de tanta majadería de Morena.
–¿Porque están enojados, le pueden decir puto a un diputado?
–Ojalá él tampoco nos dijera ladrones.
–¿Así que fue culpa de Ariel Juárez?
–Es que lo fue. Es su estrategia. Ese tipo de gente me molesta mucho. Me dan dolor de cabeza. No tienen educación. En las comisiones ni opinan, porque no son gente formada.
La página web, Nación 321 (http://www.nacion321.com/congreso/estas-son-las-6-diputadas-federales-que-gritaron-eehh-puto), difundió quiénes son las seis legisladoras que emitieron el grito homofóbico: exalcaldesas, exintegrantes de organizaciones que promueven la diversidad; y políticas que representan a la juventud.
Ellas y sólo ellas, son:
Cuenta con una maestría en Alta Dirección por la Universidad Anáhuac.
La legisladora es integrante del Comité del Centro de Estudios para el Adelanto de las Mujeres y la Equidad de Género y también forma parte de la Comisión de Alerta de Género.
Fue secretaria técnica del gabinete de Quintana Roo cuando era gobernador Roberto Borge Angulo (actualmente preso en Panamá por su presunta participación en operaciones con recursos de procedencia ilícita), además de desempeñarse como subsecretaria de planeación de la Secretaría de Educación del estado.
También presume un curso de comunicación y relaciones humanas.
En su cuenta de Twitter, la legisladora aseguró que jamás gritó «puto» y argumento que quién sí agredió fue el diputado de Morena.
Representa al distrito federal 28 del Estado de México, con cabecera en Zumpango de Ocampo.
Su trayectoria académica concluyó hasta el bachillerato, aunque esto no le impidió que fuera presidenta municipal de Tecámac, de 2013 a 2015. Por este cargo obtuvo el premio al Buen Gobierno municipal 2014, otorgado por la Federación Nacional de Municipios de México.
Forma parte de las comisiones de Salud, Infraestructura y de la Ciudad de México, entidad en la que nació en 1970.
Representa al distrito federal 1 con cabecera en El Fuerte, pueblo mágico de la entidad del noroeste de México.
La licenciada en Derecho por la Universidad Autónoma de Sinaloa ha sido invitada a talleres de liderazgo político y de mujeres; así como de liderazgo político. Fue dirigente estatal del Movimiento Territorial del PRI y alcaldesa de Mocorito, de 2010 a 2013.
Presumió que con la aprobación del Presupuesto de Egresos de la Federación 2018 se aumentó el recurso asignado para mitigar los efectos de la violencia contra las mujeres, así como promover su acceso a derechos en educación y salud.
Actualmente integra las comisiones de Justicia, Puntos Constitucionales así como de Relaciones Exteriores.
Representa al quinto distrito federal de la entidad, con cabecera en Teotihuacán de Arista.
Cuenta con una licenciatura en Informática Administrativa por la Universidad Autónoma del Estado de México (UAEM) y fue regidora de Axapusco, municipio mexiquense.
Es integrante de las comisiones de Régimen, Reglamentos y Prácticas Parlamentarias así como del comité del Deporte.
Representa al tercer distrito federal de Nayarit, con cabecera en Compostela.
Tiene una licenciatura en derecho por la Universidad Autónoma de Nayarit y cuenta con un diplomado en Violencia de Género así como en Derechos Humanos, Seguridad Pública y Procuración de Justicia.
Fue coordinadora de la Unidad Móvil Sur del Instituto para la Mujer de Nayarit y actualmente forma parte de las comisiones de Juventud, Relaciones Exteriores así como de Gobernación.
Representa al sexto distrito federal de Puebla, con cabecera en la capital poblana.
Con una licenciatura en ciencias políticas y sociales por la Universidad Iberoamericana, Ceja García perteneció a la Organización Internacional de Mujeres Inner Wheel, donde se fomentan los valores de Servicio, Amistad y el Entendimiento Internacional.
«Nuestras diferencias, nuestra diversidad, enriquecerán nuestras vidas y a toda la organización», dice la organización en su sitio oficial.
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Forma parte de las comisiones Contra la Trata de Personas así como las de Salud y Para impulsar a estudiantes de altas capacidades intelectuales.
Algunas de ellas y sólo ellas, ante la reacción popular, en video –que también se hizo viral en redes sociales—recurrieron a una mentira del tamaño del Popocatépetl: que gritaron “bruto” –no puto— al legislador de Morena.
Epíteto que avaló su líder camaral, César Camacho.
Con y sin estudios, son Hooligans de la política.
@kalimanyez