Ciudad de México, 31 de Mayo (AMPRYT/CÍRCULO DIGITAL).-Son las 10:00 horas en Paseo de la Reforma de la Ciudad de México, de un sábado de junio, como siempre el Ángel de la Independencia fiel testigo de los acontecimientos importantes del país, recibe a miles de personas que muestran sus colores sin miedo, por lo menos un día.
La batucada comienza, banderas de arcoíris ondean por todas partes, familias enteras se congregan a lo largo de la avenida, desde niños en brazos hasta adultos mayores se acomodan para ver desfilar a personas orgullosas de su identidad, de su orientación y de ser quienes son, con libertad.
«La primera vez que vine a la Marcha tenía miedo, pero también mucha curiosidad de saber y sobre todo ver lo que se vivía, me costó mucho trabajo asumirme como persona transgénero, pero cuando vi a otros hombres igual que yo me di cuenta que pertenecía por primera vez a un lugar», relató Julio de 20 años de edad.
Ataviado con un pantalón de mezclilla y camisa azul marino y pelo estilo mohicano, resaltó que no sentirse bien con su cuerpo fue difícil, por lo cual siempre había sido una persona solitaria y sobre todo temerosa, al ver que su cuerpo se desarrollaba como mujer.
Pero a los 17 años su curiosidad le destilaba por los poros y quería ir a una «marcha de gays», que habría en Reforma. Ver a todas esas personas reunidas mostrándose como son, lo hizo sentirse libre, «lloré, reí y bailé yo solo, era un encuentro conmigo mismo… me amé en ese momento».
Sin embargo, no siempre ha sido así, mostrarse libre y relajado en las calles, sin temor a ser violentado, ha sido un trabajo arduo y desafiante, suma de los esfuerzos de los primeros organizadores de la Marcha del Orgullo (LGBTTTI) a lo largo de 40 años de realizarse en México.
Y es que, en 1979, el país vio por primera vez a un grupo de jóvenes cansados y hartos de esconder su orientación sexual, su identidad, pero con deseos de organizarse, salir a la calle a exigir respeto por parte de las autoridades quienes los reprimían, dejar de ser perseguidos, estigmatizados y ser víctimas de cualquier tipo de discriminación.
En entrevista con Notimex, la activista social, Patria Jiménez, quien formó parte de la primera Marcha del Orgullo Homosexual, como se llamó en ese momento, recuerda que se organizaron porque sabían que podían cambiar la realidad que vivían.
Se cuestionaban por qué eran discriminadas, qué era los que les molestaba a los demás, por qué los perseguían, qué era lo que les inquietaba, lo que les generaba tener reacciones negativas hacia ellos, ser agresivos y autoritarios.
La activista recuerda que en la primera marcha se reunieron alrededor de 50 personas, pues el miedo imperaba en ese momento, tanto como para reconocerse a sí mismos, como a ser señalados por la sociedad, encargada de juzgar y descalificar lo diferente.
Recuerda como un hecho relevante, que por primera vez en 1982 se les dio la oportunidad a integrantes de la comunidad LGBTTTI de participar abiertamente en la política, con candidaturas «para nosotros fue importante porque necesitábamos una plataforma de difusión más amplia que la que teníamos como organización».
La fuerza de estar unidos y organizados
Durante estos 40 años el movimiento por los derechos de la comunidad LGBTTTI han sido significativos, porque la marcha ha servido, entre otras cosas, para impulsar sus demandas.
Esas manifestaciones dieron frutos por primera vez en 1988, cuando se estableció el 1 de diciembre como el Día Internacional de la Lucha Contra el VIH/SIDA; y se puso fin en 1999 a las redadas que realizaba la policía en los centros de reunión y lugares de convivencia de esas poblaciones.
En 1999 se reformó el artículo 201 del Código Penal Federal y del entonces Distrito Federal donde se criminalizaba a los homosexuales por corrupción de menores, lo cual fue un paso importante para avanzar en la inclusión.
En 2001 se presentó ante la Asamblea Legislativa del Distrito Federal la iniciativa de Ley de Sociedades de Convivencia, aprobada en 2006; en 2003 se publicó la Ley Federal Para Prevenir y Eliminar la Discriminación, la cual fue reglamentaria de la reforma constitucional del artículo primero y que dio origen al Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).
En 2007 se declaró el 13 de octubre como Día de las Rebeldías Lésbicas, en conmemoración del «Primer encuentro Lésbico Feminista de América Latina y el Caribe, celebrado en México en la misma fecha en 1987. Ya para 2009 se declaró el 31 de marzo como Día Internacional de la Visibilidad Trans, retomado en todo el mundo en 2014.
En ese mismo año, la Asamblea Legislativa aprobó la enmienda al artículo 146 del Código Civil para el Distrito Federal que define por primera vez al matrimonio como la «unión libre de dos personas»; se reforma la Ley de Identidad de Género que termina con los juicios de reconocimiento de identidad de género y lo convierte en un trámite administrativo; al siguiente año el Registro Civil de la Ciudad de México regista a los hijos de las familias lesbomaternales y homoparentales.
Además, la capital del país se declara de manera formal como Ciudad Amigable con la Comunidad LGBTTTI; y para 2017 se aprueba la Constitución Política de la Ciudad de México, que en su artículo 11 apartado H, garantiza los derechos de las personas LGBTTTI.
A Julio le cambió la vida
Julio, el entrevistado, prosigue con su conversación y recuerda que acudió a una clínica en la colonia Condesa para saber si comenzaba o no a tomar su tratamiento hormonal; ahora, dice, le ha cambiado la vida, tiene amigos de otras partes del país con quienes platica y se ha dado cuenta que no todos tienen la fortuna de contar con estos servicios y, sobre todo, de poder decidir sobre su propio cuerpo.
Con el rosto emocionado, dice que aunque faltan muchos derechos por alcanzar, todavía se siente contento de vivir en esta ciudad, «por suerte» no ha padecido algún tipo de discriminación a los lugares a donde va y puede tomar de la mano a su novia sin temor alguno, «tal vez porque lo que ven en mí, es a un hombre con su novia».
Asimismo, Patria Jiménez, destacó que en 2012 la Marcha del Orgullo llegó al Zócalo de la Ciudad de México y ganó la categoría de «manifestación multitudinaria», año en el cual también hubo dos, por diferencias entre organizadores.
Para el año siguiente, precisó, la policía había intervenido la marcha y habían detenido a 260 personas, además se había convertido en un cobro de piso, donde pedían dinero por todo; por lo cual un grupo de activistas y organizaciones la disputaron, la ganaron y se conformó el Comité Incluye T.
«Logramos tener un comité de 50 organizaciones, junto con centros de consumo, hubo ofrecimientos de las embajadas y se agregó Pride Conection que generó agrupaciones», resaltó.
Dicho comité ha trabajado desde entonces por generar las condiciones de desarrollo de la marcha y comenzaron a darle contenido, lo cual se había perdido años atrás.
En 2014 y 2015 la temática fue impulsar la demanda de las personas trans para que pudieran tener identidad legal y lo consiguieron, y para el año siguiente el slogan, que es su fundamento, fue el reconocimiento de las familias.
Resaltó su importancia, porque no nada más era salir de «existimos, estamos y venimos de todas partes» sino salir con los hijos, con las familias de las que provenían, lograr hacer una marcha de familia, tanto formada como de origen.
Fueron dos años con la temática de identidad de género, uno de familias y otro de «respeta mi familia, mi libertad y mi vida», y ahora este año se enfrentan como hace tres a un proceso electoral, el cual no se desconoce, pero que es importante que los partidos políticos sepan que su voto cuenta.
Son cinco años de lucha que ha llevado a cabo el comité, durante los cuales se ha llevado una agenda política que se ha discutido durante todo ese tiempo en colectivos; este año vieron que les afectaría a los partidos políticos en proceso electoral, la indefinición en materia de derechos humanos.
Por lo cual acuñaron la consigna para este año «40 años viviendo en libertad. No renunciaremos», porque han sido 40 años de lucha, construcción, continuidad, progresividad, en alcanzar ciudadanía con derechos ganados, «nosotros vamos a resistir, a nosotros de acá no nos mueven, todavía faltan cosas que vamos hacer como marcha.
«Yo creo que una de las cosas que rompemos con la Marcha, es el miedo, pero también se aportan otras como la libertad y la felicidad, somos felices por lo menos un día y exigimos nuestro derecho a la felicidad y a sentirnos libres, concluyó.