Ciudad de México 10 Mayo (MENSAJE POLÍTICO/CÍRCULO DIGITAL).-«Este 10 de mayo será el más triste de mi vida, porque cada segundo me recordará la desaparición de mi hijo», aseguró Rocío Salgado con la voz quebrada por el llanto.
La noche del domingo 20 de enero, cerca de las 19:30 horas, a través del celular Rocío escuchó por última vez la voz de Arnoldo. “Desde entonces inició mi calvario, mi miedo de despertar otro día sin él, y sentir el corazón y el alma muertos”, recordó.
Lo que más desea, su mejor regalo, sería saber que su hijo está bien. Verlo y abrazarlo nuevamente. «Es una esperanza que no dejaré que muera y por la que me mantengo con más fuerza cada día. Esa es la que no me permite morir, aunque muchas veces es lo que más quiero», dijo.
En México, la burocracia que existe en las dependencias encargadas de la investigación de personas desaparecidas es uno de los principales obstáculos para la localización de las víctimas.
Rocío comentó que el caso de su hijo, primero fue calificado como secuestro debido a una serie de llamadas telefónicas para extorsionar a la familia, y luego de detectar que salían de un penal, la carpeta de investigación cambió de la Fiscalía de Secuestros a la de Desaparecidos, en Toluca, Estado de México, en donde parece estar estancada.
Para la progenitora de Arnoldo, este Día de las Madres no podrá celebrarlo, desde su desaparición la vida de Rocío se ha vuelto complicada, es como si ese día le hubieran arrancado una parte de sí.
«Él no está aquí, conmigo, para abrazarme, y lo único que embarga mi vida, mi corazón, es la impotencia y el coraje de no haberlo protegido como debía hacerlo. Amo a mi hijo, y el no saber dónde está y en qué condiciones se encuentra, me llena del dolor más grande que puede tener una madre y el más difícil de superar. Ese que sólo terminará cuando esté de vuelta conmigo, con su familia», indicó.
Arnoldo, de 28 años, desapareció el 20 de enero de 2019 después de haber abordado un camión de la ruta Metepec-San Antonio la Isla, en el Estado de México, de acuerdo con grabaciones de las cámaras del C5 , a las 19:19 horas.
En un grito de dolor e impotencia, Rocío denuncia que no hay apoyo suficiente de las autoridades. La familia es la que busca, la que investiga, la que va de un lado a otro para descubrir pistas.
«A las autoridades lo que más les falta es trabajar de verdad, porque en los meses que llevamos buscando información que nos pueda llevar al paradero de mi hijo, nos hemos encontrado con un vacío de datos que obstaculiza este trabajo», denunció.
No hay un padrón único de personas desaparecidas, y eso es muy importante al igual que una base de datos de las personas que están como desaparecidas en los Semefos, con su ADN.
En las instalaciones de la Asociación Mexicana de Niños Robados y Desaparecidos se encuentran las fotografías de un sinfín de menores, adolescentes y adultos, que en silencio denuncian un delito que va en aumento año con año.