Polarización, estrategias y caudillos
En Otro Canal
Armando Reyes Vigueras
Como diría Jack el destripador, vayamos por partes. México vive una época de polarización, en la que un caudillo lleva las riendas del país y sin que la oposición ofrezca una estrategia que rompa con este esquema y ofrezca una alternativa. Como también señalaría el personaje que mencionamos al inicio, vamos a desmenuzar este escenario, a ver qué encontramos.
Todo sobre mi…
Empecemos con la polarización. Es obvio que esta condición ha sentado sus reales en nuestra nación, en donde no pasa un día sin que veamos ejemplos de cómo se han formado dos bandos que luchan por ganar los destrozos que están dejando a su paso.
Decir que si juntan a 100 mil él renunciaría, sirvió como provocación para que un grupo que se autonombra como anti AMLO busque juntar a dicha cantidad de personas en el Zócalo –aunque los defensores del presidente digan que no lo hicieron–, incluso llevando notarios para certificar la, para ellos, hazaña.
El propagandista de cabecera de Palacio Nacional dice que hay que evitar que regrese la corrupción y que el fascismo se apodere de la nación, dando línea de cómo será la campaña electoral de 2021, a lo que los del otro bando claman que se debe evitar que México caiga en las garras del comunismo y que hay que sacar al culpable de la crisis de Palacio Nacional.
En redes sociales, muchos usuarios que se identifican como anti AMLO responden cada mensaje del inquilino de Palacio Nacional como si fueran sus interlocutores, a lo que se suma la manada de defensores que a cada crítica buscan responder con los mismos y gastados argumentos con los que se inauguró el sexenio: críticas porque se acabó el chayote, dónde estabas cuando… y demás cantaleta que ya da flojera por repetitiva.
Lo importante es atacar o defender al caudillo, quien ha logrado no sacar adelante al país, sino que éste hable sólo de él.
El caudillo debe despachar sonriente en su salón en el centro de la capital del país, pues está complacido de que se deje de discutir en medios o redes si se está trabajando para reducir la pobreza o acabar con la inseguridad, el desempleo o los problemas de salud, ya que el tema es el mismo.
Tan es así que el grupo que más actividad ha mostrado en las últimas semanas se identifica como anti AMLO.
Todo gira en torno al presidente, quien no muestra interés en gobernar, pero sí en difundir en redes sociales que en su visita a Sonora recordó a un par de beisbolistas –su deporte favorito– o en responder la tontería que un escritor de novelas dijo en un video –algo similar a lo dicho por el actual director del FCE, pero quien se fija–, o en aprovechar el foro del aniversario de Naciones Unidas para decir que Mussolini se llama Benito por nuestro presidente del siglo XIX.
Los aspirantes a la dirigencia nacional de Morena piden el voto para acompañar, ayudar, apoyar u obedecer –sobre todo esto último– al presidente,
Los pocos líderes partidistas que aún dan señales de vida luego de que el tsunami morenista casi extermina a los partidos de lo que se supone debe ser la oposición, salen a medios o redes a responder al presidente, reaccionando sólo a sus palabras y no a las necesidades que tenemos como país.
Esto demuestra que la oposición no tiene estrategia para ofrecer a la sociedad una alternativa diferente.
Las últimas encuestas sobre preferencias electorales para la elección federal de 2021 muestra altos niveles de indecisos, que van del 35 hasta el 60 por ciento en los sondeos, lo que demuestra que los ciudadanos ya no confían en los partidos, incluido Morena, y que esperan algo diferente y no la ya cansada batalla de declaraciones en la que cada bando tiene sus leales que aplauden.
No hay propuesta alguna que señale el camino para reactivar la economía, para reconstruir el sistema de salud, para acabar con la violencia de género por la que protestan miles de mujeres, para terminar con la inseguridad o el desempleo, para que haya más obras de infraestructura que realmente sirvan a los mexicanos y no a los sueños guajiros del mandatario en turno o para salir de este esquema de polarización que vivimos.
Cabe recordar que el propio presidente fue quien, la noche de su triunfo electoral, prometió que trabajaría por la reconciliación nacional… algo en lo quizá se ocupe cuando tenga tiempo y deje de contestar a sus críticos, revisar las columnas periodísticas, escribir en redes en contra de un escritor a quien le ganó la víscera, dar recorridos gastronómicos por la fondas del país, hablar de béisbol o de historia –a su manera–, escribir sus otros datos o dejar de pensar que es bueno para México que Benito Juárez haya sido inspiración para los padres de uno de los dictadores que tuvieron un papel más que lamentable en la Segunda Guerra Mundial.
Aunque es mucho pedir para quien ha dicho varias veces que ya se acabó la corrupción, para volver a prometerlo hasta que uno de sus colaboradores le recuerda que eso no es cierto y si no me creen, pregúntenle a Carlos Urzúa, Jaime Cárdenas y otros más que fueron parte de su gobierno y renunciaron por ese y otros motivos similares.