Renunciar al PRI, la revancha de Beltrones
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*Francisco Rodríguez
La fascinación que ejerce el dinero sobre la claque delincuencial que dice «gobernar el país» se ha revelado en varias facetas. Aparte de ejercer el mando a través de masacres, asesinatos, violación sistemática de derechos humanos, rapiña, traiciones y toda clase de despropósitos y atentados contra la Nación, en esa rara especie se ha producido un nuevo tipo de criminales políticos.
Se trata de los que, para conseguir saciar sus ambiciones sin medida, recurren a asesinar política y socialmente, a exponer al ludibrio público a los «perros de paja» que les pueden servir de coartadas y de pantallas, expresamente confeccionadas con sus cómplices, llevarlos maniatados a la hoguera de la opinión pública, perseverar y encubrir sus fechorías, traiciones y deslealtades, a costa de quien sea.
Han hecho su aparición en este deleznable sexenio, los parricidas que matan al que los engendró; los fratricidas, que se desprenden de sus hermanos de sangre y vocación, y los suicidas, los que «no entienden que no entienden» —The Economist, dixit— que sus colaboradores los engañan y utilizan, o que, sabiéndolo, prefieren hacerle al «Tío Lolo». Usted sabe, las complicidades tienen un precio. No pueden quejarse.
Alejandro (Murat), ejemplo del parricida
Los parricidas, la especie más socorrida de este nuevo repertorio de la infamia, abundan en todas las franquicias del espectro del abarrote nacional. Hay políticos que matan al padre putativo de la profesión, para acatar consignas populares que éste postergó. En cuyo caso, la ralea es bienvenida.
Pero hay otros que lo asesinan en vida, porque el apellido les estorba, es una mala sombra en la consecución de los «bisnes» que la oportunidad demanda. El caso emblemático es «Alejandro», el gobernador electo de Oaxaca, quien se quitó hasta el apellido, jurando por ésta ante sus electores que no tenía nada que ver con el pasado de la truculenta marca Murat, gracias a la cual fue engendrado.
Y los que recurren hasta al bendito para negar que exista el Grupo Atracomulco, aunque esté plenamente comprobado que, gracias a su pertenencia e influencias, están colocados en las envidiables posiciones que producen todo tipo de riquezas a quienes ni siquiera han estudiado. Aquí puede usted enlistar a quién prefiera. Todos cargan y reniegan de ese estigma, de ese sello proditorio.
Emilio Gamboa, ejemplo del fratricida
Sin embargo, los fratricidas, forman parte de una claque execrable, desde el ángulo que se le vea. Son aquéllos que siempre han navegado con la bandera y bajo la protección de sus «hermanitos» de partido, a cuyo cobijo acuden cuando alguna vaca no quiere darles leche, o no les cumplen sus caprichitos monetarios, o desean vengarse de un adversario común.
Traicionan a su detestable clase, al partido, a la verdad y hasta a sus propios adeptos, cuando se trata de ganar el tramo de la ventaja, o ambicionar el cargo que el «hermanito» tenga, a base de tenebras ruines, de jugadas de fullero, de habladas a la espalda, de usar cuchillos nacateros frente a navajas de callejón, como lo exigen las reglas de urbanidad política.
El ejemplo del fratricida, guiado por los más bajos instintos de la existencia, es el culi empinado yucateco, Emilio Gamboa Patrón, ícono de la deslealtad, imagen de la traición y de la lambisconería, portaestandarte de la corrupción y la puñalada trapera. Lo que hizo a su «hermanito» jurado, Manlio Fabio Beltrones, es nauseabundo.
El sonorense, blanco de discordias y envidias
La historia se remonta al pasado inmediato y se recalca en el presente. Cuando se quiso, desde Los Pinos, que César Camacho Quiroz –quien nunca ha ganado una representación popular en su vida– dejara el PRI para irse de pastor de la bancada tricolor-verde-panalista a San Lázaro, se dio el enroque entre el mexiquita y el sonorense. Beltrones se fue al CEN de su partido.
Y Camacho Quiroz se fue a la Cámara de Diputados sólo para obedecer ciegamente –igual que lo hace en el vergonzoso Senado el nefasto yucateco– las órdenes del verdadero procónsul en el Congreso de la Unión, Humberto Castillejos, quien dirigió hasta los debates chuscos sobre las leyes anticorrupción, en los tiempos libres que le deja su principal misión: blindar a EPN y a Higa en la PGR y en el SAT, por aquello de no te entumas. En ese relevo se decidió quién iba a ser el mozo de espadas de la tolucopachucracia, y quién sería el centro de las discordias y envidias.
El PRI fue un campo minado para Manlio Fabio
Oso…rio Chong, Vi(rey)garay y El Niño ñoño Nuño presionaron, con disgusto, miedo y rabietas a EPN, para que no permitiera el arribo de Beltrones a quien calificaron como un cuerpo extraño al círculo de los elegidosatracomulcas. En una de esas, el Ejecutivo designó a Beltrones, causando el encabronamiento de su «círculo de hierro». No lo hizo por tolerancia, sino porque no tenía un cuadro que presentara el perfil adecuado para el sacrificio.
Evitó que se armara la sarracina anticipada entre los «presidenciables» o que, designando a alguno de ellos, enseñara los verdaderos chones de todos los demás. El caso es que ninguno de los selectos atracomulcas quedó satisfecho, por lo que se pusieron de acuerdo para hacerle tragar cicuta al sonorense. Gamboa Patrón, as always, del lado de «la cargada».
Rodearon el campamento de Manlio Fabio. Le secaron la marmaja. Lo dejaron tomar posesión, pero… le nombraron tesorero atracomulca –en realidad, repitió Luis Vega, quien acuerda directamente en Los Pinos, donde le dicen si debe o no soltar el numerario–, también secretaria general que es atracomulca y pariente… y hasta al que traía el chorro de llaves de sus toilettes personales. Una trampa de oso, un campo minado.
Gamboa puso a Alcalá; El Niño a Lorena
El desenlace previsto fue que, en la selección de candidatos a gobernadores, todos los del club íntimo del peñato, metieron las manos para favorecer a sus protegidos, mientras el responsable directo del ex partidazo, Beltrones, se convertía en invitado de piedra. No pudo proponer uno solo.
Emilio Gamboa, desde los campos de golf de Ixtapan de la Sal, Punta Mita o Cancún, hacía valer sus consejos, con puro en mano, sobre el indefenso muchacho atracomulca. Y metió a Blanca Alcalá como candidata en Puebla, con todas las intenciones de que fuera arrasada por la perversa dupla Moreno Valle – Tony Gali.
El Niño ñoño Nuño impulsó la candidatura de Enrique Serrano en Chihuahua, sin idea, programa y operadores que conocieran más el estado que el infame represor de la SEP. No le supo ni a melón a Javier Corral, aunque éste sea sólo un infame demagogo. Serrano fue un bulto a la medida, en la frontera peligrosa del Norte.
El mismo ñoño Nuño, con el auxilio de Carlos Lozano, «hermanito» y compadre de Miguel Romo Medina, sacrificó las aspiraciones de Romo, chucha cuerera para gobernar Aguascalientes, y se empeñaron en apoyar a «la Beatriz Paredes hidrocálida», Lorena Martínez, que hasta la fecha ha de estar llorando y lamentando la intervención de sus padrinos en su folclórico regazo favorito.
Oso…rio apoyó a Yunes; Vi(rey)garay al primo de Higa
En Veracruz, todo mundo sabe que jugándole las contras a su partido, el pachuquita Oso…rio Chong apoyó con dinero e influencias a Yunes Linares –incluso, «perdonando» a Javier Duarte– y que el constructor y compadre Roberto San Román Dunne se sumó a la legión de traidores priístas para coronar el triunfo del pederasta y prevaricador al que conocen como Miyuli.
En Tamaulipas, es público y notorio que Vi(rey)garay impuso la candidatura de Baltasar Hinojosa, primo del otro Hinojosa, el de la lana, el aparente dueño de la Constructora Presidencial Higa. Derrotado vergonzosamente. En Quintana Roo, la mayor confusión en la cueva de chacales: EPN quería a Carlos Joaquín, el enemigo de Roberto Borge, pero éste se impuso a Peña Nieto y empujó, hasta el fin, al diminuto Chanito Toledo. Félix González, ex gobernador, aprovechó la coyuntura abierta e impuso a Mauricio Góngora. La gente opina que para sacrificarlo. Era una apuesta en favor de las mafias.
SHCP, Sedesol, Segob y SEP operaron en contra
Los suicidas montaron esta rebatiña para acabar con Manlio Fabio Beltrones. Y de paso, inconscientemente, para anularse entre sí. Ninguno de los «presidenciables» debía sacar raja ni ventaja en la carrera sucesoria. En el juego de las cebollitas, todos, contra todos. Decidieron lo absurdo para alcanzar el trofeo de los reptilianos:
El día de la elección, el más reciente 5 de junio, ordenaron a sus delegados estatales de Hacienda, Sedesol, Gobernación y SEP hicieran derroche de maletas de dinero para apoyar todas las operaciones de los candidatos de oposición en contra de su propio partido, supuestamente el PRI.
El fratricida Emilio Gamboa Patrón presionó al muchacho de Atracomulco para que defenestrara a su «hermanito» Manlio y pavimentara su llegada a la Presidencia del CEN. Todos, al extremo del ridículo, jugando para su santo. Desbarrancaron al PRI, por el camino fácil del esquizoide: desbarrancándose ellos mismos. Y a Peña, por supuesto.
Enrique Peña Nieto, el ejemplo del suicida
Pero la renuncia de Beltrones a la dirigencia priísta, fue su revancha. Oso…rio, Vi(rey)garay, El Niño Nuño, Francisco Guzmán… todos intuían que, por ambición, se quedaría en el PRI. Lo veían derrotado, manejable. Ni se olían el respeto a su propia dignidad, actitud que ha caracterizado al sonorense.
Los sorprendió. El viernes previo comió, por segunda ocasión en una misma semana, con Peña Nieto. Ahí, el sonorense le anunció que se iba. Que dejaría la dirigencia nacional priísta el siguiente lunes.
Y el «primer priísta del país», como si en realidad fuera el último, no entendía lo entendible.
Entre parricidas, fratricidas y suicidas, a estas alturas ¿sabrá Peña Nieto que fue engañado por sus colaboradores más cercanos? ¿Que Vi(rey)garay, también Meade, lo mismo que Oso…rio y El Niño secuestraron en su propio beneficio la decisión, que debe ser unipersonal, de quien es «jefe de partido»? ¿Qué los antes mencionados usaron a Pedro Joaquín Coldwell para que, en su calidad de ex presidente del CEN priísta, fuera él quien propusiera al tecnócrata Enrique Ochoa Reza?
Porque si no lo sabe, es que cubre todos los perfiles del pasmarote. Y si lo sabe, peor: es el mayor de los suicidas, hasta con pistola y cartuchos prestados por sus «colaboradores».
A lo mejor, pensó ¡que la pistola era de juguete!
¿Usted qué cree?
Índice Flamígero: Mis condolencias más sentidas a Héctor Gandini, compañero de múltiples aventuras periodísticas. Nuestras oraciones son para toda su familia. + + + El conflicto de los maestros disidentes no es una situación particular de Oaxaca. Michoacán y Chiapas, advirtió el senador del PVEM, Luis Armando Melgar. Las movilizaciones han afectado el Estado de México y la Ciudad de México y «hay amenazas», de comenzar acciones en otras entidades, como Nuevo León. Esto ya no se puede ver como un tema local, sino como una situación nacional que tiene que ser atendida. Lo que hay que poner por delante es una educación de calidad en donde los maestros, padres de familia y la sociedad nos sintamos tranquilos con el modelo de educación. Dice además que el tiempo apremia y que, como senador de la República Luis Armando Melgar está dispuesto a escuchar a los maestros. Urge una solución. Celebra el diálogo entre SEGOB y los maestros. Urge a que se encuentren las soluciones en el menor de los tiempos.