Ciudad de México a 26 de Noviembre (JUAN R. HERNÁNDEZ/CÍRCULO DIGITAL).-En la ciudad todos hemos sufrido en el transporte público, donde hemos vivido empujones, pisotones, manotazos, incluso pellizcos, y ni hablar del acoso sexual hacia las mujeres pero, ¿a qué se debe esta situación? De acuerdo con Dolores Mercado, profesora de la Facultad de Psicología, a esto se le llama violencia de masas, esto significa que cuando las personas se encuentran en un grupo muy grande pierden identidad, y con ello, la moral.
En entrevista, la experta señaló que se trata de un fenómeno en donde convergen ciertas características, y eso hace que los individuos se comporten de una manera diferente a como lo hacen usualmente en la vida diaria.
Entre las cuestiones que podrían influir, agregó la académica universitaria, tenemos características externas muy importantes. Por ejemplo, existe un número exorbitante de usuarios y algunos deben recorrer distancias enormes para llegar a su trabajo (hasta dos horas) y tienen la presión del tiempo.
En este contexto, los usuarios sufren ansiedad, se preguntan si llegarán a la hora de entrada, quieren viajar sentados porque es un camino muy largo, o tal vez sienten preocupación porque no podrán salir en la estación donde bajan por la multitud, y todo esto los lleva al estrés.
Por otro lado, tenemos nuestro propio comportamiento, si tenemos esta necesidad de actuar de manera determinada y vemos que alguien más transgrede una regla y no ocurre nada, entonces copiamos esta forma de funcionar de los otros.
De esta manera, se da una conducta que es muy diferente a la acción individual, porque en las masas no hay personalidad, se pierde, y es muy fácil actuar violentamente, puntualizó.
De hecho, agregó Mercado, se da un retroceso hacia etapas más iniciales del desarrollo. Por ejemplo, en la infancia dónde no se tiene muy claro cuáles son las obligaciones sociales y no hay maneras de comportarse.
Se pierde lo que llamamos el Superyó o la conciencia moral debido a que en muchas ocasiones estas conductas pasan desapercibidas o no tienen ninguna consecuencia.
Esto crea un clima social desventajoso, y es preocupante que en México ocupamos el primer lugar de América Latina en cuanto a violencia hacia las mujeres en el transporte público, donde 64 por ciento han sufrido agresión sexual.
Campañas de conciencia
Para mejorar la situación del transporte público, la psicóloga planteó que las autoridades podrían realizar campañas para invitar a las personas a ser más amables con los demás, porque esta violencia colectiva tiene la característica de iniciar fácilmente y también de disminuir.
Entonces, si tenemos un incentivo externo que ayude al individuo a reflexionar y guiarlo a un comportamiento más civilizado es fácil que regresen a una buena conducta.
La especialista mencionó el ejemplo de Colombia donde se realizó una buena campaña de concientización. En cada crucero se colocaron algunos jóvenes y entregaban tarjetitas en los altos a los conductores con algunos consejos de educación vial.
“La campaña no debe ser de forma punitiva, sino muy amable y explicarles que si a ellos no les gusta que los traten violentamente, que no lo hagan con las demás personas, se los van a agradecer y la convivencia social será mejor”, concluyó.